30 años de constitucionalismo peruano

Por Gerardo Eto Cruz

La Constitución de 1993 ha llegado a cumplir 30 años de vigencia; este hecho no es poca cosa, dado que a lo largo de nuestra ya bicentenaria república, contamos con doce constituciones y en estas tres décadas, no cabe duda que ha desarrollado una compleja dinámica constitucional que ha comprometido la tensión entre la norma y la realidad; de allí que el profesor Bidart Campos recordaba que “hay normas escritas vigentes, en cuanto se aplican, actúan, regulan la realidad constitucional. Y hay también vigencias que no surgen del texto escrito de la constitución, y no sólo que no surgen sino que se le oponen, que lo contrarían, que lo derogan. Pero tanto unas como otras pueden conceptuarse como la realidad social imperante en el orden constitucional”[1]. Efectivamente, bajo el imperio de la actual Constitución, se han desarrollado los siguientes periodos presidenciales:

1.Dina Ercilia Boluarte Zegarra; 2. José Pedro Castillo Terrones (2021 – 2023); 3. Francisco Rafael Sagasti Hochhausler (2020 – 2021); 4. Manuel Arturo Merino De Lama (2020); 5. Martín Alberto Vizcarra Cornejo (2018 – 2020); 6. Pedro Pablo Kuczynski Godard (2016 – 2018); 7. Ollanta Moisés Humala Tasso (2011 – 2016); 8. Alan García Pérez (2006 – 2011); 9. Alejandro Toledo Manrique (2001 – 2006); 10. Valentín Paniagua Corazao (2000 – 2001); 11. Alberto Fujimori Fujimori (2000)

Podría esgrimirse que en estas tres décadas de vigencia constitucional, se ha caracterizado por los siguientes hechos:

  1. Durante 10 años (1990-2000), la presidencia de la república estuvo conducida por Alberto Fujimori, en dicho periodo (1992) se desencadenó el auto golpe de estado que terminó con la disolución del Congreso de la República y la intervención de diversos órganos del Estado. Bajo la presión de la OEA dicho régimen convoca a un “Congreso Constituyente Democrático” que terminó con la elaboración de la actual constitución de 1993;
  2. Lo que surgió después fue la presencia de un régimen de transición política (2000-2001); lo que según los “transitólogos” significaba que hubo en el Perú un régimen que fenecía, políticamente ya indeseable (Fujimori), un gobierno de transición propiamente dicho (Paniagua), y un gobierno de llegada o del retorno a la democracia (Toledo);
  1. Tres períodos gubernamentales de inicio a fin que cumplieron con los mandatos gubernamentales de los cincos años. Alejandro Toledo ( 2001-2006), Alan García (2006-2011) y Ollanta Humala (2011-2016);
  1. Tras estos tres ciclos gubernamentales, vinieron los periodos de crisis políticas. Un primer período que se gestara en el gobierno de Kuczynski (2016-2018); quien enfrentó dos procesos de vacancia presidencial hasta que decidió renunciar a la presidencia de la república;
  1. Un segundo período de crisis política iniciado por un enfrentamiento político entre el Ejecutivo y el Congreso de la República, en el periodo presidencial de Martín Vizcarra (2018-2020), que inició con la disolución del Congreso producto de una segunda denegatoria de facto de la cuestión de confianza, que tiempo después fue convalidada por el Tribunal Constitucional (2020)[2] y la posterior vacancia por incapacidad moral en un segundo proceso de vacancia presidencial iniciada por el Congreso de la República.
  1. Un tercer periodo, desencadenado con la disolución del Congreso de la República, producto de un autogolpe de estado de Pedro Castillo (2021-2022) y la posterior vacancia presidencial de Castillo que terminó con su detención y posterior prisión.
  1. Tres declaratorias de vacancia presidencial por incapacidad moral se han presentado a lo largo de estos periodos gubernamentales, Alberto Fujimori, (2000); Martín Vizcarra (2020), Pedro Castillo (2022) y una renuncia presidencial antes de que ocurra una declaratoria de vacancia Pedro Pablo Kuczynski (2018)[3].
  1. La inestabilidad política producto de la crisis, trajo consigo periodos de brevísimos períodos de transición política que terminó con cuatro presidentes en un solo período gubernamental (2016-2021); tres presidentes en periodos de transición (Martín Vizcarra, Manuel Merino y Francisco Sagasti) y un presidente electo en la última elección presidencial (Pedro Castillo).
  2. Tres periodos gubernamentales con tres presidentes en prisión (Fujimori, Toledo y Castillo);
  1. Una primera mujer en la historia de la república que asume la Presidencia de la República (Dina Boluarte 2022);
  1. Un nuevo Tribunal Constitucional que le enmienda la plana al anterior y resuelve declarar inconstitucional la disolución fáctica del Congreso perpetrada por Vizcarra (2023)[4]
  1. Permanentes conflictos entre los diversos órganos del Estado que revelan no sólo Estados en crisis (Bautman); sino crisis del Estado y que manifiestan variantes de Estados fallidos en políticas como seguridad ciudadana; entre otros aspectos.

Hasta aquí, en líneas generales la presencia de tres décadas de vigencia de la actual Carta Política de 1993, donde se ha sumado un desarrollo económico sostenido, una modernización de la economía, pero que en los últimos años contamos con  una crisis política interna de carácter estructural, un sistema de justicia lento, de una impredecibilidad alarmante; un Legislativo y Judicial que han desencadenado junto con los medios de comunicación un populismo penal mediático, una sociedad del estigma y del escándalo, una inseguridad ciudadana, un sistema previsional de nula eficiencia para los pensionistas;  una inmensa burocracia de ministerios del Ejecutivo sin una cartografía de ruta de lo que debe ser un Proyecto país, una prensa con muchos defectos: mercenaria, de real malicia, lo que está llevando a la disrupción de una prensa alterna y virtual; pero también con virtudes de buscar espacios de noticias en busca de la verdad sobre la información; una cultura de corrupción estructural desde las esferas del Ejecutivo y descentralizadas bajo los gobiernos regionales y municipales, fundamentalmente a través de “diezmos” en las licitaciones de obras públicas;  una cultura individual y colectiva propia de un país tercermundista, una cultura e idiosincrasia de sospecha e intriga; partidos y movimientos políticos no creados por líderes con visión del país; sino por caciques locales que, a costa de éxitos empresariales apelan a su propia autosuficiencia para gobernar el país; los partidos y movimientos, no cuentan con concepciones ideológicas, ni bases programáticas, ni tienen las más mínimas ideas de las políticas públicas estructurales que deben impulsarse;  y así como estos lunares, se manifiestan en paralelo sectores empresariales que duermen en los laureles de un liberalismo económico y  que todo ello puede significar un cambio de sistema político;   ciertos sectores informales que inician  emprendimientos con la alforja de ilusiones y esperanzas. Es decir, el Perú, sigue siendo una  patria, con  yerros y  virtudes, donde grupos políticos de diversas vertientes heterodoxas han enfrentado la apuesta a cambiar el modelo económico y el propio sistema político por un proyecto neomarxista y que, para ello, aspiran desde diversos derroteros, cambiar el sistema constitucional por un proyecto socialista y su actual lucha, a treinta años de vigor de la constitución de 1993 es contar con una Asamblea Constituyente que impulse una nueva constitución.

Por lo pronto, dejamos nuestra percepción que por ahora no son tiempos constituyentes, son más bien tiempos de enfrentamientos políticos y el alma de nuestra nación aún se encuentra agitada, perturbada y una eventual coyuntura de convocar a un órgano constituyente, sea como se le llame, será de confrontación y bajo el escenario de un discurso de odio, un nuevo texto constitucional expresaría la pugna que podría llevar a afirmar un techo ideológico populista de manufactura del “socialismo del siglo XXI”, donde adláteres y políticamente correctos que hoy cunden por doquier como fariseos de nuestras democracias contemporáneas vienen impulsando tanto desde el exterior como del interior del país los cantos de sirenas de una democracia socialista que a nada bueno llevará.


[1] BIDART CAMPOS, Germán: Derecho Constitucional. Realidad, Normatividad y Justicia en el Derecho Constitucional. Tomo I, Ediar. Buenos Aires, 1964, p. 135.

[2] Expediente N° 0006-2019-CC/TC- Caso sobre Disolución del Congreso de la República

[3]GARCÍA BELAUNDE, Domingo y TUPAYACHI SOTOMAYOR, Jhonny (Coordinadores): La vacancia por incapacidad moral. Una mirada a la experiencia peruana y comparada; 2da edición. Lima Instituto Pacífico, 2018.

[4] Expediente . N.° 00004-2022-PCC/TC- Caso Cuestión de Confianza y su Rechazo de plano