Por David Antonio Acosta Arana*.
En Trujillo, Capital de La Libertad se aprecian curiosidades que el zahorí lector ya debe haber notado: Camionetas de alta gama en colores extravagantes, negocios o ‘’emprendimientos’’ donde no va nadie, incremento de los centros de esparcimiento de vida nocturna.
Pareciera ser que estos detalles corresponden a una boyante economía que logra dirigir las riendas de Trujillo. Sin embargo, el incremento de la riqueza en Trujillo también ha conllevado al incremento del costo de vida. Trujillo es una ciudad cara, muy cara.
El problema Trujillano no solo es económico, sino es -sobre todo- de seguridad. En lo que va del 2024, en la Región La Libertad se mata de forma violenta -en promedio- a una persona por día. En la Región, hay grupos de extorsionadores que cobran cupos para no matarte y luego para protegerte de otros delincuentes. Los robos también incrementan. Trujillo es una ciudad insegura, muy insegura.
En La Libertad, hay dos negocios ilícitos que producen cantidades ingentes de dinero por lavar: El narcotráfico y la minería ilegal.
Hablemos sobre el origen de la minería ilegal de Pataz. En el Perú, a diferencia de otros países, si compras un predio, no eres dueño del subsuelo. El dueño es el Estado. Dicho esto, puedes vivir en el lugar más pobre del Perú, sobre cantidades ingentes de minerales preciosos y no puedes hacer nada -legal- porque ese mineral no te pertenece, así seas el dueño de la tierra.
Pataz es una zona rica en minerales (oro) que cuenta con minas formales que se van quedando sin mineral en sus concesiones y recurren a los pobladores propietarios para sacar mineral y se los venda, para que la mina formal pueda cumplir con sus estándares de producción.
Entonces, el primer gran alimentador de la minería ilegal fue la minería formal.
Luego, los pobladores de Pataz, ahora mineros ilegales, decidieron no vender a la mina formal y ampliar su mercado. Adquirieron plantas chancadoras de mineral, y se contactaron con empresarios internacionales, dispuestos a comprar su oro. Eso, enojó mucho a las mineras formales y se empezó una guerra judicial donde muchos pobladores de Pataz fueron detenidos en operativos organizados, dirigidos e incluso financiados por mineras legales. A la minería legal, no le conviene la minería ilegal, mucho menos la minería informal.
Otro factor para tener en cuenta es el REINFO. El Registro Integral de Formalización Minera es un programa del Gobierno que permite que cualquier hijo de vecino solicite un permiso para explotar un denuncio minero y prometa que con el tiempo dejará de ser ilegal y se convertirá en un minero formal. Eso, automáticamente lo convierte en un minero informal y ya no en un minero ilegal.
Los mineros ‘’informales’’ que no son nada tontos, saben que mientras esté vigente la ley del REINFO, ellos son legales y no son susceptibles de ser condenados por el delito de minería ilegal. Por ello, cuentan con operadores políticos de alto nivel que ejercen cabildeo en el Congreso de la República, Poder Judicial y Ejecutivo con la intención de que el estado de cosas actual (REINFO) se prolongue. Por supuesto, que las mineras formales también ejercen cabildeo para lograr exactamente lo contrario. Parece ser una guerra económica.
Sin embargo, los mineros informales cuentan con pequeños ejércitos privados y acceso a armas, municiones que les permite combatir por su ‘’propiedad’’ a su vez defenderse de otros mineros rivales.
Es correcto decir, que al igual que en la historia de Estados Unidos, ahora nos encontramos en una fiebre del oro. Entonces, habrá dinero, habrá despilfarro y habrá violencia.
La violencia, llegó a Pataz con los migrantes (venezolanos, colombianos e incluso peruanos) que se mudaron con la intención de aumentar su capacidad económica. Estas personas, vieron en los mineros informales, una nueva clase social que reemplazó a la clase alta trujillana y que, al contar con tanto dinero, deberían ‘’chorrear’’ un poco de este al lumpen. Así empezaron los negocios de prostitución que esconden el delito de trata de personas, el tráfico de armas, los secuestros, las extorsiones y el sicariato.
Los mineros informales tienen tanto dinero que no saben cómo gastarlo y por eso se explican las discotecas faraónicas, las camionetas excéntricas y las propiedades hermosas a las afueras de Trujillo.
Diagnóstico: Los mineros informales (e ilegales) tienen como enemigos a los congresistas (que quieren suprimir el REINFO), a los PNP que les cobran paso para no interferir en el transporte de mineral, a los Jueces y Fiscales que les cobran sobornos para no judicializarlos y finalmente a los delincuentes que los amenazan, extorsionan y matan. Los mineros informales son un animal acorralado, ¿y qué hacen los animales acorralados? Atacan.
(*) Abogado penalista
