La fábrica de sueños de Hollywood se encuentra paralizada. Desde mayo, los guionistas han estado en huelga, y a mediados de julio, los actores y actrices también se unieron al paro. La crisis ha dejado a la industria cinematográfica sumida en el caos, con rodajes interrumpidos, estrenos abandonados y entrevistas canceladas en todo el mundo. Aunque la situación ya era complicada tras la pandemia, la inflación y el auge de los servicios de streaming, una nueva amenaza se cierne sobre los creativos: la inteligencia artificial (IA).
Los guionistas y actores temen que los algoritmos modernos, como el famoso ChatGPT, puedan cambiar las reglas del juego en la industria. Los bots podrían escribir guiones enteros, dejando a los guionistas sin empleo y preocupados por el futuro de su profesión. Además, la IA tiene la capacidad de crear imágenes digitales de actores y actrices, lo que plantea una gran preocupación sobre la utilización de su imagen y voz sin compensación adicional. Esta amenaza ha unido a los creativos de todo el mundo en una lucha conjunta por proteger sus derechos laborales y artísticos.
Sin embargo, aunque la IA puede ser eficiente en ciertas tareas, todavía tiene limitaciones en la creatividad y la profundidad emocional que solo los guionistas humanos pueden aportar. Si bien puede generar rápidamente ideas y plantillas, no puede desarrollar una trama compleja con personajes humanos enfrentándose a conflictos y situaciones emocionales de manera auténtica. Esto es lo que aún la distingue de la creatividad humana y da esperanza a los creativos de que su trabajo seguirá siendo valioso.
Desde el punto de vista artístico, es urgente establecer normas claras para regular la producción cinematográfica impulsada por la IA. El acceso masivo de datos para entrenar estos programas es visto por los creativos como una invasión global de las grandes empresas tecnológicas. Exigen transparencia en el uso de su trabajo y un sistema de remuneración justo, incluso de manera retroactiva, por el uso de obras protegidas legalmente para entrenar algoritmos de IA.
La pregunta clave es quién establecerá las nuevas reglas para la era de la IA en la industria cinematográfica. Afortunadamente, la política ha comenzado a tomar medidas, con la prevista «Ley de Inteligencia Artificial» europea (AI Act) en proceso. Es necesario establecer salvaguardias para proteger el uso responsable de la IA y garantizar que los creadores conserven la soberanía sobre su trabajo.
Los espectadores también juegan un papel crucial en esta historia. ¿Qué tipo de cine desean ver en el futuro? ¿Prefieren narrativas creadas por seres humanos que transmitan emociones genuinas o aceptarán películas generadas por algoritmos fríos y eficientes? Esta reflexión será fundamental para preservar la esencia del arte cinematográfico y su conexión emocional con el público.
La industria cinematográfica se encuentra en una encrucijada, y es crucial tomar decisiones acertadas para asegurar su futuro. La inteligencia artificial es una herramienta poderosa que puede aumentar la eficiencia y la creatividad en ciertas áreas, pero también plantea desafíos éticos y profesionales. Los guionistas, actores y creativos en general necesitan un enfoque colaborativo para encontrar el equilibrio adecuado entre la innovación tecnológica y la preservación del arte y la humanidad en el cine.
