CADE 2023: Y volver, volver, volver…

Por Eduardo Calderón de la Barca, Gobernabillidad Perú

El encuentro empresarial CADE 2023, que tuvo como eslogan: “volver a creer, volver a crecer”, realizado en el plácido y hermoso Valle Sagrado del Cusco, ha sido una importante ocasión para discutir reformas económicas y reflexionar sobre los desafíos políticos y económicos que enfrenta el Perú.

La constante en CADE, ha sido pedir las anheladas reformas y con ello mejorar la gobernanza, sin embargo, más allá de las palabras que resuenan como un mantra, la inversión se erige como el único pilar real en un escenario económico marcado por la ilusión. ¿Cómo avanzar hacia la prosperidad si no se resuelven los problemas políticos fundamentales?

El análisis crítico que hacemos sobre CADE apunta directamente al corazón del problema: la situación de recesión no se resolverá sin abordar el problema político. La exclusión y el resentimiento en sectores populares demandan una solución integral, tanto a nivel institucional como en la percepción social.

Mientras los empresarios enfatizan las reformas económicas pendientes, CADE debió insistir en la importancia crucial del liderazgo meritocrático en la política. La clave para restituir la confianza y atraer inversiones radica en la fundamental necesidad de partidos políticos sólidos y previsibilidad en las acciones gubernamentales.

Las palabras de Julio Velarde y el ministro de economía en el cierre de CADE, hace mención al desafío contra lo que llaman el «pesimismo absurdo», subrayando la necesidad de cambiar la percepción sobre el actual gobierno. Sin embargo, la crítica persiste: ¿Por qué no invierten en el Perú? La respuesta puede hallarse en la falta de certeza y confianza generada por la inestabilidad política.

Parece que no se tiene presente, que la fórmula política que nos presentaron los gobiernos anteriores, han sido muy categóricos en desestabilizar de forma organizada, lo avanzado y un ataque directo a la confianza de la población y de los inversionistas.

No resulta suficiente entonces el discurso y las buenas intenciones, cuando se contradice la marcha de recuperación institucional, con frivolidades y desaciertos, como  el caso de Petroperú, cuyo déficit es el resultado de un gasto desmesurado y con poco sentido de responsabilidad, a la que se suma un posible financiamiento para la consolidación de una propuesta política, del partido que llevó al gobierno a la actual presidente de la República.

Sin embargo, a pesar de las dificultades, 150 empresas nuevas se sumaron al sistema de obras por impuestos, evidenciando que en un entorno donde la intervención estatal es mínima, prevalece la desconfianza empresarial. ¿Es este un indicio de que la previsibilidad y la confianza son esenciales para atraer inversiones?

El llamado a revisar los gobiernos anteriores, donde el liderazgo y la certeza impulsaron el crecimiento, resuena como una advertencia y una guía para el futuro. La existencia de partidos políticos fuertes y cuadros intermedios modulando programas sociales por ejemplo, se presenta como un camino para recuperar la confianza perdida.

CADE 2023 deja claro que, para volver a creer en el futuro del Perú, es necesario dejar de lamentarse y enfocarse en hacer las cosas bien desde el gobierno y una iniciativa pendiente desde el sector privado de abordar la problemática política de manera directa que ataje cualquier propuesta totalitaria. La gobernabilidad y la confianza son las monedas de cambio para un futuro próspero, y CADE ha arrojado luz sobre el camino urgente a seguir para recuperar el rumbo de democracia y desarrollo.