Amor juvenil y represión en Rusia. Una pareja dijo ‘sí, acepto’ en una prisión

Ella tiene 18 años. Él tiene 23. Él le envió una carta de una sola frase a través del sistema de correo electrónico de su prisión: “¿Quieres casarte conmigo?”. Se casaron en una cárcel de Moscú.

Nadezhda Shtovba no usó vestido blanco en su boda. No había damas de honor ni padrinos de boda. Ella y su esposo, Yegor, tampoco intercambiaron alianzas (los anillos están prohibidos en la prisión de Butyrka).

Ahí es donde Yegor Shtovba ha pasado los últimos 15 meses en prisión preventiva. En septiembre de 2022, declamó un poema de amor escrito para Nadezhda en una reunión pública, fue la primera vez que compartía su obra frente a una multitud. La policía realizó una redada en el evento esa noche, lo detuvo y presentó cargos en su contra por “exhortos públicos a actividades dirigidas en contra de la seguridad del Estado”. La policía lo acusó de vitorear un poema antibélico leído por otro poeta, un acto que Yegor Shtovba niega.

Durante su boda con Nadezhda, en una ceremonia breve celebrada el mes pasado en una prisión en el centro de Moscú, fue la primera vez que la pareja tuvo contacto físico desde su arresto.

“Durante 10 minutos, simplemente estuvimos parados y abrazados”, dijo la recién casada Nadezhda Shtovba, que acaba de cumplir 18 años y cose juguetes de peluche para ganar dinero.

La boda, ante la presencia de un representante del registro civil y funcionarios de la cárcel, fue un testamento de su amor juvenil, que puede ser glorioso pero también complicado, confuso y difícil de sobrellevar incluso en circunstancias favorables. En Rusia, un Estado autoritario en medio de un combate estricto a la libertad de expresión, el momento feliz del matrimonio puede convertirse en una lucha ardua.

Nadezhda Shtovba
Nadezhda Shtovba tras su ceremonia de boda en una prisión del centro de MoscúCredit…vía Aleksandra Popova

“Por supuesto, no pensé que me casaría tan joven”, dijo Nadezhda Shtovba, emocionada por usar ahora el apellido de su esposo, quien cumplió 23 años el mes pasado. “Pero como su novia no tendría ninguna relación legal con él y sería imposible verlo”.

Según Memorial, un grupo de derechos humanos vetado por las autoridades, hay cientos de presos políticos en Rusia. Algunos son integrantes muy conocidos de la oposición, como Alexéi Navalni e Ilia Yashin, cuya sentencia de ocho años y medio de cárcel por criticar la invasión rusa a Ucrania se ratificó el mes pasado.

No obstante, otros cientos son menos conocidos y la mayoría tiene seres queridos que luchan para mantenerse en contacto mientras estos están “en la zona”, un término de la jerga para las prisiones de alta seguridad en Rusia.

“Es muy difícil cuando te arrancan a la persona más querida y amada con la que estás planeando una familia y un futuro”, dijo Alexandra Popova, una activista cuyo esposo, Artyom Kamardin, fue coacusado en el juicio de Yegor Shtovba.

Aleksandra Popova stands in the snow outside Butyrka prison.
Alexandra Popova, activista cuyo esposo fue coacusado en el juicio de Shtovba, en el exterior de la prisión de ButyrkaCredit…Nanna Heitmann para The New York Times

La semana pasada, se sentenció a Yegor Shtovba a cinco años y medio en prisión y a Kamardin, quien también es un poeta, a siete años, por lo que las autoridades describen como el socavamiento de la seguridad nacional y la incitación al odio. Las sentencias largas ilustran la determinación que tiene el Kremlin de erradicar cualquier tipo de protesta antibélica.

Nadezhda y Yegor se conocieron de la misma manera que lo hacen muchas parejas jóvenes: en el centro comercial, por casualidad. La pareja conversaba en las redes sociales constantemente y, a la larga, se volvieron mejores amigos antes de enamorarse, recordó ella en una entrevista. Rompieron durante un rato y habían comenzado a salir de nuevo cuando a él lo arrestaron.

El noviazgo puede paralizarse y las relaciones se ponen a prueba en un momento en el que ambas partes se enfrentan al estrés psicológico y emocional que conllevan las condiciones carcelarias en Rusia, y a un sistema judicial en el que los jueces pronuncian un veredicto de culpabilidad en más del 90 por ciento de los casos penales.

La policía arrestó a Yegor Shtovba el 25 de septiembre de 2022, varios días después de que el Kremlin emprendió una iniciativa nacional poco popular de movilizar a por lo menos 300.000 hombres a combatir en Ucrania. Yegor se había finalmente armado de valor para declamar en público algunos de sus poemas de amor, que antes solo había compartido con Nadezhda, y decidió ir a una lectura de poemas en la plaza Triumfalnaya en el centro de Moscú, junto a una estatua de Vladimir Mayakovsky, un poeta de principios del siglo XX.

Durante 13 años, las “Lecturas de Mayakovsky” atrajeron a asistentes con ideas de oposición. Era un lugar con historia: a finales de la década de 1950 y durante la de 1970, los poetas disidentes se reunían ahí para recitar sus obras y aquellas de otros escritores con mentalidades independientes. Al final, las lecturas se suprimieron y se prohibieron con violencia, hasta que se volvieron a hacer a partir de 2009.

En la reunión de septiembre de 2022, Kamardin, un ingeniero y activista, declamó un poema llamado “Mátame, miliciano” y una copla breve (repleta de vulgaridades) que condenaba la guerra.

Stickers created by Ms. Popova with messages of “Freedom to Artyom Kamardin,” “Freedom to the poets of the Mayakovksy case” and “Love is stronger than repressions.”
Adhesivos hechos por Popova en las que se lee: “Libertad para Artyom Kamardin”, “Libertad para los poetas del caso Mayakovksy” y “El amor es más fuerte que la represión”. Credit…Nanna Heitmann para The New York Times

La policía empezó a detener a los participantes, incluido Yegor Shtovba, que las autoridades afirman vitoreaba mientras Kamardin hablaba, una acusación que su esposa y su abogado niegan. Yegor envió un mensaje a Nadezhda en el que le menciona que no podría verse con ella esa noche como habían planeado y, después, quedó incomunicado.

Al día siguiente, la policía allanó el apartamento donde Kamardin y Popova habitaban con un compañero de vivienda. Popova aseguró en una entrevista que las fuerzas de seguridad le hicieron ver un video en el cual se ve que sodomizan a Kamardin con la barra de una mancuerna de ejercicio en otra habitación en su hogar. Después, lo obligaron a grabar un video en el que suplica perdón por sus acciones.

Popova aseveró que los agentes la golpearon, la jalaron del cabello y le pusieron un pegamento extrafuerte en su rostro y boca.

Popova señaló que fue impactante “que, en el centro de Moscú, las autoridades pueden torturar a alguien y nadie hace nada”.

Las organizaciones de noticias informaron sobre el episodio en su momento, algunas citando al abogado de Kamardin hablando del trato violento. Human Rights Watch y Amnistía Internacional relataron el incidente y pidieron a Rusia que pusiera fin a la tortura y el trato cruel de las personas detenidas.

El Ministerio del Interior ruso no respondió inmediatamente a una solicitud de comentarios. Los investigadores de Moscú afirmaron en el momento de la detención que la policía estaba en su derecho de utilizar la fuerza y negaron haber cometido ningún delito.

Con su esposo en la cárcel, Popova necesitaba mudarse de su apartamento. Con los servicios de seguridad vigilándola a ella y su esposo en prisión, Popova dijo: “Es difícil encontrar la sensación de hogar”.

Mr. Kamardin and Ms. Popova smile as they stand close together.
Kamardin y PopovaCredit…vía Aleksandra Popova

Shtovba, por su parte, dijo que tenía la incómoda sensación de que su vida continuaba mientras la de su esposo estaba congelada en el tiempo.

“Soy consciente de que yo voy caminando, mi vida continúa, y él está parado, porque no está cerca de mí”, dijo. “Es difícil ser consciente de esto”.

Los fiscales acusaron a Kamardin, Shtovba y a un tercer acusado de actuar para humillar a las “milicias que participaron en las hostilidades”, concretamente a las de las Repúblicas Populares de Lugansk y Donetsk, regiones separatistas de Ucrania que Rusia se anexionó de forma ilegal el año pasado.

Desde entonces, ambos han estado recluidos en Butyrka, una prisión desde los tiempos de Catalina la Grande. Se dice que Mayakovsky, poeta de principios del siglo XX, escribió allí algunos de sus primeros versos antes de la Revolución Rusa, y otros escritores como el poeta Osip Mandelstam y el premio Nobel Aleksandr Solzhenitsyn estuvieron recluidos allí en la época soviética.

El pasado mes de mayo, nueve meses después de su detención, Kamardin y Popova se casaron en una ceremonia similar a la de Nadezhda y Yegor. Como las alianzas normales estaban prohibidas, Kamardin intentó convencer a la seguridad de la prisión para que lo dejaran usar los anillos de plástico del cuello de una botella. Se lo denegaron. Pero consiguió que un preso rico acusado de soborno le prestara una elegante chaqueta de traje

“Estaba muy nerviosa por verlo, tocarlo, porque me preocupaba que pudiera desmoronarse si lo tocaba”, dijo Popova. “El hecho de que puedas abrazar a esa persona, tocarla, y que no desaparezca como una especie de fantasma… eso fue muy importante”.

“La primera vez que se abrazan en nueve meses… te da una nueva fuerza para seguir viviendo, entiendes por lo que estás luchando”.

Shtovba pronto siguió su ejemplo. Después de que Nadezhda cumpliera 18 años, le envió una carta a través del sistema de correo electrónico de la prisión que contenía una frase: “¿Quieres casarte conmigo?”.

Ella le respondió con otra: sí.

Pronto, Shtovba podrá ver a su esposo sin que un cristal o un plástico los separe; una vez que él sea trasladado a un nuevo centro, la pareja tendrá derecho a visitas conyugales.

Popova, quien organiza campañas de redacción de cartas y apoya a presos al enviarles por correo alimentos y ropa, esperaba a Nadezhda Shtovba cuando salió después de su breve ceremonia nupcial el 6 de diciembre.

“Me dijo que tenía miedo de tocarlo, de abrazarlo, temía que eso lo quebrantara, que él estaba tan frágil.”, dijo, recordando su propia experiencia. “Comentó que había olvidado que Yegor es muy alto, que se siente Pulgarcita junto a él. Quiero decir, es tan extraño y tan triste cuando olvidas cómo es tu persona amada, cómo huele”.

En un mensaje en la aplicación de mensajería Telegram, que fue enviado después de la boda, Nadezhda Shtovba dijo que era verdad.

“Bueno, estoy muy poco acostumbrada a él”.

Valerie Hopkins cubre la guerra en Ucrania y cómo el conflicto está cambiando a Rusia, Ucrania, Europa y Estados Unidos. Reside en Moscú.

Fuente: The New York Times