Durante la pandemia de COVID-19, se administraron más de 13.000 millones de dosis de vacunas en todo el mundo. En Alemania, se aplicaron 192 millones de dosis, lo cual es un número récord de personas vacunadas en tan poco tiempo.
Sin embargo, no todas las personas han tolerado bien las vacunas. Algunas personas han experimentado diversos síntomas, incluso algunos graves, que les dificultan llevar una vida normal. En Alemania, hay quienes desean demandar al fabricante de la vacuna BioNTech por los daños que han sufrido, conocidos como síndrome post-vac.
El síndrome post-vac no se limita a los efectos normales posteriores a una vacuna, como dolor de cabeza, muscular o escalofríos. Es similar al COVID prolongado y se refiere a un conjunto de síntomas y condiciones clínicas que se asemejan en muchos aspectos a los del COVID a largo plazo, como síndrome de fatiga crónica, migraña, dolor muscular o enfermedades cardiovasculares.
Según el experto Harald Prüß, de la Charité de Berlín, estos síntomas aparecen justo después de recibir la vacuna contra el COVID. El Instituto Paul Ehrlich, la autoridad alemana encargada de vacunas y medicamentos, ha recibido informes de casi 51.000 casos sospechosos de efectos secundarios graves después de la vacunación contra el coronavirus hasta octubre de 2022.
Diagnosticar el síndrome post-vac es difícil porque no existe un único indicador producido después de la vacunación, según el neurólogo Harald Prüß. Sin embargo, los investigadores han descubierto un anticuerpo específico en la sangre de personas que desarrollaron inflamación del músculo cardíaco después de la vacunación. Esta inflamación cardíaca, llamada miocarditis, se considera un posible efecto secundario raro de la vacuna Corminaty de BioNTech/Pfizer.
También se ha identificado una vacuna, la de Astrazeca, como la responsable de una mayor incidencia de trombosis venosa sinusal. El experto Prüß explica que esta vacuna ha causado un patrón específico de trombosis venosa cerebral asociado a un tipo particular de anticuerpo.
El número de diagnósticos de esclerosis múltiple está en aumento en Alemania, pero aún se necesitan pruebas sólidas para establecer una conexión con la vacunación. Un diagnóstico correcto es esencial para poder implementar una terapia efectiva.
La inmunóloga Christine Falk sospecha que el problema principal podría ser una reacción cruzada con la proteína espiga de la vacuna. Algunos pacientes con COVID a largo plazo y pacientes post-vac experimentan una reacción en la que se forman autoanticuerpos que reconocen involuntariamente las estructuras propias del organismo.
En el pasado, se observó algo similar con la vacuna contra la gripe porcina H1N1, que causó narcolepsia en algunas personas debido a factores genéticos similares. Sin embargo, en el caso del COVID-19, es más difícil determinar con certeza si los síntomas de los pacientes post-vacunación se deben únicamente a la vacuna o si también estuvieron infectados con el virus en algún momento.
Para atribuir de manera confiable los múltiples síntomas a la vacunación, se debe descartar la posibilidad de infección por el SRAS-CoV-2. Dado que millones de personas fueron vacunadas y también se infectaron al mismo tiempo, es complicado establecer una conexión definitiva entre los síntomas y la vacuna.
