Milan Kundera: Adiós al maestro de la literatura europea

El mundo de la literatura está de luto por la partida de Milan Kundera, uno de los grandes maestros de la segunda mitad del siglo XX. El martes, a los 94 años, nos dejó este genio literario, aunque la noticia no se hizo pública hasta este miércoles. Kundera nació en Checoslovaquia y en 1975 se instaló en Francia, donde vivió hasta su último aliento en París.

La salud de Kundera había empeorado en los últimos tiempos y había perdido la memoria. Le sobrevive su esposa, Vera. Aunque no tuvieron hijos, contaban con un nutrido grupo de amigos y admiradores en París, donde residían desde principios de los años ochenta. A pesar de llevar casi cuatro décadas sin dar entrevistas a la prensa, Kundera no era un ermitaño y hacía vida social, aunque lo hacía con discreción, formando parte del paisaje del barrio literario de la capital francesa.

El éxito de Kundera en los años ochenta fue extraordinario, con traducciones a numerosos idiomas y adaptaciones cinematográficas. Sus obras, como «La broma» o «La insoportable levedad del ser», conquistaron a una multitud de lectores, ofreciendo una literatura culta y legible que combinaba el placer del relato con la profundidad de las ideas. Además, Kundera fue un testigo privilegiado de Europa central en la víspera de un momento histórico crucial: la caída del Muro de Berlín. Al igual que sus contemporáneos en América Latina, él fue el heredero y reinventor de una gran tradición literaria europea y un descubridor de un continente que había estado oculto durante décadas detrás de la cortina de hierro y sometido al totalitarismo de Moscú.

Kundera era un intelectual europeo sin patria ni lengua definidas, o más bien, con dos patrias y dos lenguas, ya que escribió sus principales obras en checo y posteriormente las abandonó para adoptar el francés. Aunque nunca recibió el Premio Nobel, fue reconocido como un maestro vivo de la literatura, al igual que Borges o su amigo Philip Roth. Su obra fue publicada en La Pléiade, la prestigiosa colección de clásicos de la editorial Gallimard, un honor que muchos consideran igual o incluso superior al Nobel.

En los últimos años de su vida, Kundera se reconcilió con su país natal y recibió varios reconocimientos, como el Premio Nacional de Literatura en 2008 y el Premio Kafka en 2021. Tres años antes, había recuperado la nacionalidad checa, que le había sido arrebatada por el régimen comunista después de instalarse en Francia. Él y Vera donaron sus libros y archivos a la biblioteca de Brno, su ciudad natal.

En su declive físico, Kundera regresaba mentalmente a su país natal, como si las raíces lo atrajeran después de tantos años de exilio. Los recuerdos volvían, alimentados por la nostalgia y el proceso natural de envejecimiento. Sin embargo, su regreso quedó truncado por una revelación que surgió en 2008, cuando la revista checa Respekt publicó un documento de los archivos que sugería que Kundera había denunciado a un opositor en la Praga estalinista de 1950, lo que resultó en una condena de 22 años de prisión para ese individuo.

Milan Kundera fue un escritor único y complejo. Nació en un país joven y vivió una juventud marcada por el entusiasmo estalinista y la poesía militante. Sin embargo, con el tiempo, se distanció de esas ideas y se convirtió en un escritor comprometido con el valor estético de la literatura. A pesar de su renuencia a ser considerado un disidente, su obra trascendió fronteras y se convirtió en un referente para generaciones posteriores.

Hoy nos despedimos de Milan Kundera, un escritor que supo explorar la condición humana y cuyas palabras resonarán por siempre en el panorama literario. Su legado perdurará, recordándonos la importancia de la literatura como forma de expresión artística y como ventana a la complejidad del mundo que habitamos. Descanse en paz, maestro de las letras.

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