Se informó que dos aviones de combate rusos fueron enviados para interceptar y confrontar dos drones estadounidenses de reconocimiento que se encontraban realizando vuelos sobre el mar Negro en las proximidades de Crimea.
El Ministerio de Defensa ruso, a través de su cuenta en la plataforma Telegram, explicó que los cazas rusos fueron despachados con el objetivo de «evitar una eventual violación de la frontera» y de «hacer frente a la misión de reconocimiento» que estaban llevando a cabo los drones. Los artefactos en cuestión eran un dron tipo Reaper y un Global Hawk, ambos empleados por Estados Unidos para la recopilación de información aérea en diferentes regiones del mundo.
La región de Crimea, que fue anexada por Rusia en 2014, sigue siendo un punto de conflicto entre las dos naciones. Según el comunicado del Ministerio de Defensa ruso, los drones estadounidenses estaban realizando operaciones de reconocimiento aéreo en las cercanías de esta península. Sin embargo, tras la llegada de los aviones rusos, los drones cambiaron su ruta de vuelo y abandonaron el área donde estaban llevando a cabo sus actividades de vigilancia.
Este incidente no es aislado. Durante los últimos meses, se ha observado un aumento en los choques entre aviones rusos y drones estadounidenses o aeronaves de la OTAN, tanto en el mar Negro como en el mar Báltico. Estos enfrentamientos se insertan en el contexto de la invasión rusa de Ucrania, un evento que ha agudizado las tensiones en la región y ha repercutido en las relaciones internacionales en múltiples niveles.
El domingo previo al incidente mencionado, Rusia ya había afirmado haber interceptado un dron estadounidense que se aproximaba a su frontera en el mar Negro. Estos episodios de interceptación y confrontación en el espacio aéreo han ocurrido de manera recurrente a lo largo del tiempo, con incidentes similares registrados a principios del mes de agosto y en ocasiones anteriores.
