Desenmascarados los colaboradores de Odebrecht en Trujillo y La Libertad

¿Quiénes participaron en la «conjura» para evitar que se conociera el histórico fallo arbitral Chavimochic III a favor del Norte del Perú?

Para empezar 6 de los 7 congresistas liberteños (y un sinnúmero de sus colegas capitalinos), con la honrosa excepción, entre otros pocos, del parlamentario trujillano Roberto Kamiche.
¿Quién más? Nada menos que el propio Gobernador Regional, el actual presidente de la Cámara de Comercio, algunos decanos de Colegios Profesionales, destacados periodistas y diarios locales (y limeños), y el gerente de la «ADAS – Asociación Agraria de Desarrollo Sostenible», en buen castellano la mayoría de las empresas agroindustriales de la primera y segunda etapas del proyecto de irrigación Chavimochic, y un buen etcétera, buena parte de los cuáles podríamos ponerlos en el grupo, como decía Vladimir Ilich Ulianov alias Lenin, de los tontos útiles o caídos del palto que se prestaron al juego de esta gran y millonaria confabulación.

¿Y qué se viene?
Pues la lucha, ahora sí de la verdadera sociedad civil y la ciudadanía trujillana, liberteña y del Norte Unido, con las asociaciones agrarias en la vanguardia, para que las licitaciones públicas del Canal Madre hacia el valle Chicama y la culminación de la presa Palo Redondo salgan en el tiempo perentorio que corresponde, y bajo unas reglas de juego claras que favorezcan integralmente en el largo plazo a los pequeños agricultores, tanto de la Costa como de la provincias andinas.
Se equivocan de cabo a rabo, y cometerían ahora sí un gravísimo error, si en el poder central «limeño» creen que van a poder «pasear» estas reivindicaciones.
Ahora entramos a la etapa en que los reclamantes no son de «pituquitos» limeños que viajan o les gusta viajar en «Ferraris de lujo», sino de los campesinos y agricultores responsables de producir más del 90% de los alimentos que consumen los peruanos, en épocas de carestía mundial. Olvidados por décadas o siglos del apoyo del presupuesto público y la asesoría técnica del Estado.
Y esta lucha no va a consistir en comprar el voto de congresistas felones o, como hacía Montesinos, en contratar las primeras páginas de diarios o programas de televisión. No, no, esto va a ser muy, pero muy diferente.
A buen entendedor pocas palabras.

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