Inauguración: jueves 17 de noviembre, 7 PM. El Gran Café, avenida Fátima 135, urbanización La Merced, Trujillo.
Por Alfredo Alegría Alegría.
Una muestra de obras artísticas siempre es una propuesta conceptual y emocional lanzada al espectador por los creadores como enigmas de vida. En este caso, se trata del conocido maestro Luis Alarcón –de Huancavelica pero formado en nuestra ciudad donde expuso por primera vez en 1985. Han pasado muchas circunstancias y avatares desde ese lejano entonces y su obra ha ido desde un barroquismo inicial y colores encendidos para encaminarse por una ruta que lo ha dirigido –cada vez más- hacia una poética centrada en lo esencial.
En esta oportunidad, nos plantea interrogantes desarrollados en tintas sobre papel de algodón, correspondientes a la serie “Redoble por el silencio”. Efectivamente, son imágenes calladas y -pese a espacios en color que las rodean- están solas. Algunas parecen flotar “nadamente…del zenit al nadir”, como diría Vallejo. Flotan entre manchas y en ellas se evidencia un sentido de angustia; personajes siempre inmersos en sí mismos. A veces, con una idea de rostros; otras, solo como colores. Personajes que vagan ¿o divagan? entre sombras y que –pese a una insinuación de movimiento- de ningún modo expresan un sentido de libertad. Por el contrario, se encuentran ensimismados en una soledad trágica. Otros personajes no flotan en el vacío, pero se encuentran inmóviles. Nos observan y dejan entrever una sonrisa tenue, encerrados entre imágenes que parecen perseguirlos. Un tema que, por lo demás, también se siente en las otras tintas. En suma, parecen decirnos: ¿Adónde vamos? ¿Quiénes somos? Seres extrañados ante sí mismos. Manifestaciones de un espíritu introvertido y reconcentrado.
Una de los cuadros, de gran formato, titulada “Éxodo”, es un óleo de la última producción del artista: la serie “Los viajeros del mundo” ¿Del mundo? ¿De cuál, porque no es de este mundo real sino de ese mundo inconsciente que nos agobia. Las tonalidades sepias, ocres, grises, tan propias del artista, han dado paso al amarillo, azul, blanco aunque permanece siempre el sepia. Este enigmático “éxodo”, da la sensación de una partida hacia una ilusión nueva.
El artista ha trabajado buscando, eliminando y descubriendo formas. Es así como ha construido los enigmas que debemos asumir y decodificar. Ilusiones solitarias por cierto, pero que conducen hacia la reflexión sobre nuestra propia confusión. Como si estas obras nos dijesen que no somos sino seres perdidos y -por momentos- encontrados, en este tiempo que se nos otorga y al cual llamamos vida.
