La vida está llena de altibajos: enfrentamos adversidades en nuestro camino. Sin embargo, la felicidad no tiene por qué desaparecer en momentos difíciles. En lugar de sumirnos en la tristeza, la filosofía nos enseña que podemos encontrar la alegría y la gratitud en los desafíos que enfrentamos. Por ello, hoy exploraremos las razones por las cuales debemos permanecer felices ante la adversidad.
Los grandes pensadores estoicos de la antigua Roma nos enseñaron que la felicidad no depende de circunstancias externas, sino de nuestra actitud ante ellas. Epicteto lo aclaraba de la siguiente forma: «No son las cosas en sí mismas las que nos perturban, sino nuestras opiniones sobre ellas». En otras palabras, nuestras reacciones emocionales a la adversidad no están determinadas por la situación en sí misma, sino por cómo elegimos percibirla y reaccionar ante ella.
Una actitud de gratitud y aceptación puede ayudarnos a encontrar la felicidad en la adversidad. El desarrollo del pensamiento nos llevo a entender nuevas formas de concebir la vida y, en los primeros grandes atisbos de la filosofía francesa contemporánea, Camus nos regalo una frase que resume la posición rebelde ante las dificultades: «En el medio del invierno, finalmente aprendí que había dentro de mí un verano invencible». Aunque estemos pasando por momentos difíciles, siempre hay algo por lo cual estar agradecidos. Podemos aprender de los desafíos que enfrentamos y crecer a partir de ellos.
Además, la ciencia respalda la idea de que podemos encontrar la felicidad en la adversidad. La psicología positiva ha demostrado que las personas que encuentran un sentido de propósito y significado en su sufrimiento son más felices a largo plazo que aquellos que simplemente tratan de evitar el dolor. De hecho, la resiliencia, o la capacidad de recuperarse después de la adversidad, está estrechamente relacionada con la felicidad y la satisfacción con la vida. En lugar de permitir que la adversidad nos derrote, podemos utilizarla como una oportunidad para crecer y fortalecernos. Al superar nuestros desafíos, podemos desarrollar una mayor confianza en nuestras habilidades y una mayor apreciación por la vida.
Las grandes aptitudes desarrolladas por la mente humana nos enseñan que la felicidad es una responsabilidad propia y es misión individual y colectiva trabajar en su cultivo. Al adoptar una actitud de gratitud y aceptación, podemos encontrar la felicidad incluso en medio de la adversidad. Con el respaldo positivo de una actitud optimista ante la tristeza, sabemos que el camino racional es mantener una buena cara al mal tiempo. Como dijo el filósofo romano Séneca: «No hay nadie menos afortunado que el hombre a quien la adversidad olvida, pues no tiene oportunidad de ponerse a prueba». Si reflexionamos con sabiduría, podemos encontrar la felicidad incluso en los momentos más difíciles de la vida y transformarlos así en grandes oportunidades.
Mucho se sigue hablando sobre la felicidad y como alcanzarla, aún cuando no se tiene una idea de ella para saber si se alcanzó o no.
Yo me quedo con lo que dijo Tony de Mello: … No hay que buscar la felicidad porque sencillamente ya la tenemos, lo que haremos es dejarla salir ¿porqué no la sentimos? pues porque hemos sido enseñados y adiestrados a ponerle trabas para no dejarla salir…
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