El conflicto entre el responsable de la empresa de mercenarios Wagner, Yevgueni Prigozhin, y las más altas esferas del poder del Kremlin ha generado un cierto alivio en Ucrania. El Gobierno de Kiev ve esto como un signo de debilidad interna en Rusia, así como un choque que tendrá consecuencias para la invasión de territorio ucraniano.
El presidente Volodímir Zelenski ha comentado que la debilidad de Rusia es obvia y que cuanto más tiempo mantengan sus tropas y mercenarios en suelo ucraniano, más problemas tendrán para sí mismos. El ministro de Exteriores, Dmitro Kuleba, ha instado a abandonar la neutralidad y el miedo a la escalada, y ha pedido apoyo y armas para Ucrania.
Mientras tanto, el ejército ucraniano se concentra en una contraofensiva para recuperar el territorio ocupado por los rusos. El levantamiento de Prigozhin y sus tensiones con Putin y el Ministerio de Defensa ruso han desatado una crisis interna en Rusia que afecta directamente a la situación en Ucrania.
Las autoridades ucranianas ven este conflicto interno en Rusia como algo beneficioso, ya que desvía la atención de Moscú de su invasión en Ucrania y lo obliga a enfocarse en sus problemas internos. Sin embargo, la guerra en Ucrania continúa y las víctimas siguen aumentando.
El analista Oleksandr Slyvchuk señala que Prigozhin está más conectado con la realidad en el terreno y con los soldados en las trincheras, a diferencia de las altas esferas de poder del Kremlin, que conforman una estructura corrupta incapaz de analizar la situación real en el campo de batalla.
Aunque no es posible predecir cómo evolucionará el conflicto y si llevará a la caída de Putin, hay una crisis abierta en Rusia con un final incierto. Slyvchuk cree que Prigozhin no logrará una victoria definitiva, ya que Rusia es un organismo enorme y él parece más un rebelde. Sin embargo, la falta de oposición y resistencia por parte de algunos militares rusos demuestra que no están siguiendo las órdenes del Ministerio de Defensa.
El hecho de que los hombres de Wagner hayan sido bombardeados demuestra que Rusia ha perdido el control de su situación interna y ha cruzado líneas rojas. Aunque aún no se puede hablar explícitamente de una guerra civil, la situación es tensa y incierta.
