Europa. La derecha se comienza a congregar a lo largo del continente

En los últimos años, Europa ha presenciado un notable avance de los partidos de derecha en diferentes países. Este fenómeno, caracterizado por discursos nacionalistas, antiinmigración y, en algunos casos, con raíces fascistas, representa un cambio significativo en el panorama político del continente. El reciente retroceso de la izquierda en España y los triunfos de partidos como Fidez en Hungría, Agrupación Nacional en Francia y Fratelli d’Italia en Italia, entre otros, son señales alarmantes que reflejan un giro hacia posturas conservadoras y populistas.

En Hungría, el primer ministro Viktor Orbán ha sido uno de los líderes más influyentes en el auge de la derecha europea. Orbán y su partido Fidez han promovido una «democracia iliberal», adoptando un tono xenófobo y rechazando la acogida de refugiados. Sus declaraciones, basadas en la preservación de la identidad nacional y la oposición a la multiculturalidad, han resonado en otros países europeos.

Francia también ha experimentado el avance de Marine Le Pen y su partido, Agrupación Nacional. Aunque Le Pen aún no ha logrado llegar al palacio del Elíseo, ha mejorado notablemente los resultados de su partido en las elecciones parlamentarias y persigue incansablemente su objetivo a largo plazo. El crecimiento de Agrupación Nacional refleja la inclinación cada vez mayor de los franceses hacia la derecha.

En Italia, Giorgia Meloni y su partido «Fratelli d’Italia» han surgido como una fuerza política prominente. Con raíces fascistas y un programa político de derecha radical, Meloni se ha convertido en primera ministra de Italia tras el triunfo de su partido en las elecciones parlamentarias. El simbolismo fascista en el escudo del partido y las declaraciones que relativizan la figura de Mussolini generan preocupación sobre la influencia de la extrema derecha en el país.

En Suecia, los «Demócratas de Suecia» liderados por Jimmie Åkesson han ganado terreno con un discurso hostil hacia la inmigración y el islam. Este partido, fundado por miembros de círculos de extrema derecha, se ha convertido en la segunda fuerza política del país. Su ascenso refleja la creciente preocupación sobre la inmigración en Suecia y la adhesión de una parte de la población a posturas nacionalistas.

En Finlandia, el Partido de los Finlandeses ha llegado al gobierno en una coalición cuatripartita. Su líder, Riikka Purra, aboga por un «cambio de paradigma» en materia de inmigración y propone reducir la cuota de inmigrantes a 500. Este enfoque refuerza la tendencia hacia políticas restrictivas en materia migratoria en Europa.

Eslovaquia también ha experimentado la presencia de partidos de extrema derecha en el Parlamento, como el neofascista L’SNS liderado por Marian Kotleba. Sus posturas radicales y su condena por fomentar una ideología antidemocrática reflejan la persistencia de elementos extremistas en la política eslovaca.

Por último, en Grecia, el primer ministro conservador Kyriakios Mitsotakis ha ganado las elecciones, pero se ha registrado un giro hacia la derecha con la aparición de partidos como Elliniki Lysi, Niki y Espartanos. Estas fuerzas políticas, con posturas ultranacionalistas y ultrarreligiosas, han obtenido una significativa representación en el Parlamento.

El avance de la derecha en Europa plantea interrogantes sobre el futuro de la región. La consolidación de partidos con discursos xenófobos, nacionalistas y, en algunos casos, con reminiscencias fascistas, puede poner en riesgo los valores democráticos y la convivencia multicultural que han caracterizado a Europa en las últimas décadas. Es necesario estar alerta ante estos acontecimientos y trabajar en fortalecer los pilares de la democracia y la tolerancia en el continente.

Deja un comentario