Por: Michael R. Strain
Los rápidos avances en inteligencia artificial en los últimos meses han desatado una ola de preocupaciones. ¿Reducirá esta nueva tecnología sustancialmente el empleo al eliminar la necesidad de la mayoría de los trabajadores humanos? ¿Socavará la democracia? ¿Representa una amenaza existencial?
La preocupación por el cambio tecnológico no es algo nuevo. Pero normalmente se refiere a lo que los economistas describirían como efectos marginales: si a los trabajadores sin título universitario les resultará un poco más difícil encontrar empleo, o si la desigualdad de ingresos aumentará hasta cierto punto. La inquietud acerca de la inteligencia artificial, por otro lado, es de un orden de magnitud diferente, con algunos expertos prediciendo que podría trastornar la civilización, o incluso acabar con ella.
¿Por qué deberíamos ser más optimistas acerca de la inteligencia artificial?
Los líderes tecnológicos han argumentado que ciertos sistemas de inteligencia artificial «representan riesgos profundos para la sociedad y la humanidad», un sentimiento que es compartido por destacados científicos en el campo de la inteligencia artificial. Una reciente encuesta de YouGov encontró que casi la mitad de los encuestados están preocupados «por la posibilidad de que la inteligencia artificial ponga fin a la raza humana en la Tierra». Más de dos tercios apoyan una pausa en algunos tipos de desarrollo de inteligencia artificial.
Esta visión es sorprendentemente pesimista.
Comencemos con el hecho básico, pero aparentemente pasado por alto, de que los avances tecnológicos mejoran el bienestar humano. En 1800, el 43 por ciento de los niños moría antes de los cinco años. Pero en los siglos siguientes, el progreso tecnológico llevó al desarrollo de medicamentos y terapias, nuevas formas de tratar enfermedades, y al crecimiento de la productividad y los salarios. Para 1900, alrededor de un tercio de los niños moría en sus primeros años de vida. En 2017, la mortalidad infantil global se redujo al 4 por ciento.
Además, las tecnologías agrícolas han aumentado la producción y conservación de alimentos, reduciendo el hambre, y los avances en tecnología energética, como la electrificación, han mejorado la vida de miles de millones de personas. En general, la innovación tecnológica ha reducido la pobreza generando riqueza.
Sin duda, el proceso de «destrucción creativa» desencadenado por la inteligencia artificial generativa eliminará la necesidad de que los trabajadores humanos realicen muchas de sus tareas actuales. Pero los pesimistas deben recordar que la destrucción creativa también crea.
Los economistas y otros expertos a principios del siglo XIX nunca podrían haber predicho los tipos de tareas que los trabajadores realizan en el mundo de hoy. ¿Cómo podría John Stuart Mill haber previsto que los avances tecnológicos algún día llevarían a trabajos como analista de sistemas, diseñador de circuitos y científico de fibras? Imagina tratar de explicarle a David Ricardo el trabajo de Bruce Springsteen. No es necesario retroceder tanto: el economista del MIT David Autor y sus coautores descubrieron que la mayoría del empleo actual está en ocupaciones introducidas después de 1940.
Del mismo modo, las preocupaciones de que la inteligencia artificial represente una amenaza para la democracia reflejan un pesimismo excesivo. Si bien los «deepfakes» -imágenes y videos generados por IA que son sintéticos pero parecen reales- de líderes políticos y candidatos podrían ser utilizados de manera siniestra, las nuevas tecnologías también permiten la autenticación de videos e imágenes. Estas herramientas ya están siendo desarrolladas y las recompensas financieras por satisfacer la demanda de ellas asegurarán que sigan siendo confiables.
Cambios para mejor
De hecho, la democracia podría fortalecerse gracias a los avances en inteligencia artificial. Una de las oportunidades más prometedoras de esta tecnología está en la educación: las aplicaciones de inteligencia artificial podrían actuar como tutores privados para cada estudiante. Esto debería mejorar las perspectivas para la supervivencia a largo plazo de la democracia. Como escribió James Madison: «El conocimiento siempre gobernará a la ignorancia, y un pueblo que pretende gobernarse a sí mismo debe armarse con el poder que le brinda el conocimiento».
¿La inteligencia artificial acabará con la humanidad? Parece más probable que haga lo contrario. La inteligencia artificial ya se utiliza en el desarrollo de medicamentos, incluidas las vacunas contra el Covid-19. Una futura pandemia, tal vez mucho más letal que el Covid-19, podría ser detenida en seco por un medicamento desarrollado por IA.
La inteligencia artificial también podría ayudar a los científicos a comprender mejor la actividad volcánica, que ha sido responsable de extinciones masivas, y a detectar y eliminar la amenaza de un asteroide que golpee la Tierra. Estos escenarios optimistas parecen más plausibles que la visión pesimista de que la inteligencia artificial de alguna manera podría usar nuestras armas nucleares en nuestra contra.
Esto no quiere decir que el camino no vaya a ser difícil. El rápido desarrollo de la inteligencia artificial generativa perturbará los mercados laborales y la consiguiente agitación económica será dolorosa para muchos trabajadores. Y puede llevar tiempo antes de que los medios de comunicación y los líderes políticos aprendan a exponer y eliminar los deepfakes.
Los responsables de la formulación de políticas no deben ser complacientes. En comparación con las olas anteriores de automatización, se debe hacer más para ayudar a los trabajadores que enfrentan interrupciones relacionadas con la inteligencia artificial. En algunos países, puede ser necesario fortalecer la red de seguridad social. Como cualquier tecnología poderosa, la inteligencia artificial generativa debe ser regulada adecuadamente, con miras a garantizar que su desarrollo no se vea indebidamente sofocado.
La solución correcta no es entrar en pánico o caer en un pesimismo excesivo. En cambio, deberíamos tener una confianza razonable en que, al igual que todas las tecnologías de propósito general anteriores: electricidad, electrónica, transporte moderno, internet, la inteligencia artificial generativa mejorará el bienestar humano. Los cambios específicos que la inteligencia artificial desatará en la economía y en toda la sociedad serán imposibles de predecir, pero en general serán cambios para mejor.
Fuente: IPS-Journal
