La economía alemana enfrenta tiempos difíciles. Un ambiente de crisis se ha apoderado del país, y el sector automotriz no es la excepción. Mientras los fabricantes de automóviles en Alemania se enfrentan a una disminución en los pedidos y a la caída del poder adquisitivo de los consumidores, otro desafío de gran magnitud se cierne sobre ellos: la transformación hacia la movilidad eléctrica y la conducción autónoma. Esta transición representa costos significativos y prolongados, y los fondos necesarios para llevarla a cabo deben obtenerse del negocio con vehículos de combustión, que están perdiendo popularidad debido a presiones políticas y demandas por una movilidad más sostenible.
El primer semestre del año trajo un aumento de las ventas y mayores beneficios para fabricantes como Volkswagen, Mercedes-Benz y BMW. Sin embargo, las previsiones para todo el año no cumplen con las expectativas de inversores y accionistas. La inflación y el aumento de los tipos de interés están provocando una desaceleración en la demanda de vehículos nuevos, lo que ha llevado a una situación tensa en el mercado automotriz. Hildegard Müller, presidenta de la asociación del sector, VDA, advierte que aunque la producción haya aumentado, esto no indica una relajación de la situación, ya que las ventas siguen siendo un 20% inferiores al nivel anterior a la crisis de 2019.
Una de las áreas que está sufriendo un impacto significativo en Alemania es el segmento de coches eléctricos. La demanda de estos vehículos ha disminuido notablemente, representando actualmente solo un 60% del volumen del año anterior. Mientras tanto, en China, el mercado automotriz más grande y relevante del mundo, los coches eléctricos están en auge. China se ha posicionado como líder mundial en el mercado de coches eléctricos, con uno de cada dos coches eléctricos circulando en sus calles. Los fabricantes chinos también están avanzando rápidamente y ganando terreno, con BYD liderando el sector y superando a Tesla en ventas en el primer semestre del año.
El éxito de los coches eléctricos chinos en su mercado nacional se debe, en gran parte, a las funciones digitales que ofrecen. Estos vehículos destacan por sus sofisticados sistemas de asistencia y entretenimiento, algo especialmente atractivo para los compradores chinos, dada la situación del tráfico en las abarrotadas metrópolis del país. Además, las marcas nacionales han mejorado considerablemente en cuanto a confort y calidad, lo que les permite competir en igualdad de condiciones con los proveedores establecidos, incluidos los fabricantes alemanes de lujo.
El informe de la consultora AlixPartners, el Global Automotive Outlook 2023, prevé que las marcas chinas superarán a las extranjeras en el mercado automotriz chino, incluidos los vehículos de combustión, con una cuota de mercado del 51% en 2023. Se espera que esta cifra aumente al 65% para 2030, lo que convertiría a China en una superpotencia automotriz. En contraste, los fabricantes europeos, especialmente los alemanes, se encuentran luchando por mantener sus cuotas de mercado en sus mercados internos tradicionales. La era de los beneficios récord para la industria automotriz alemana parece estar llegando a su fin.
