Sólo, la resistencia

Por: Javier Colina Seminario

No lo sabíamos, pero mi generación acaba de ganar una incruenta batalla sin tener muy claro que la estábamos luchando. En realidad, ha sido una guerra de guerrillas: cada baby boomers de lengua hispana desde su teclado o su pluma ha hecho lo suyo con eficacia, como un lobo solitario; sin haber sido convocados formalmente a una milicia, sin tener cuarteles ni generales. Pero, finalmente hemos vencido arteramente al punto tal que el “enemigo” abrumado por la reacción ha querido minimizar su derrota diciendo que “cuando dije digo, digo Diego”.

Dicen las crónicas que allá por el año 2009 o 2010 la RAE quiso restablecer el principio de su autoridad gramatical -por cierto, completamente perdido en el habla de la propia España- y nos prohibió el uso de la tilde en la palabra “solo”. Grave error, la tilde en el adverbio era como un signo de distinción en los mejores escribas hispanohablantes. Quienes la usaban podían mirar por encima del hombro a quienes no fueron ese día a la clase de gramática en el colegio.

Como se sabe, dicho vocablo tiene por lo menos dos acepciones: como adverbio de modo (p. ej. Estaré sólo un rato contigo); y como adjetivo que refleja la falta de compañía de un sujeto (p. ej. Luis está solo en la estación).

Como si un fantasma recorriera las conciencias gramaticales de muchos de quienes escribimos en español, el mandato de la Academia fue burlado, ninguneado, resistido, a veces en silencio a veces en la grita apagada del mundo académico y de las redes sociales. Lo cierto es que la mayoría no aceptamos el cambio y continuamos apasionadamente poniendo la tilde como Dios manda en sólo cuando es adverbio; es decir cuando reemplaza a solamente.

Hace unos días la RAE ha dado marcha atrás en su prohibición, y ha admitido la tilde sólo cuando haya riesgo de ambigüedad. ¿Pero es que acaso desde siempre la tilde en el adverbio sólo no ha sido para la ambigüedad? Creo que abrumada por el uso generalizado de la tilde la Real Academia ha tenido que reconocer la rebeldía, aceptar que perdió y dar legitimidad del uso de la tilde.

De esta batalla perdida los académicos deben sacar algunas enseñanzas. La primera es que los cambios que dispone no solo deben tener razonamientos de lógica gramatical, sino que deben tener en cuenta el impacto cultural en los usuarios. La segunda enseñanza que se me ocurre es que debe entender que español no le pertenece, y que no lo puede mutilar ni parchar con un decreto. A eso deberían dedicarse con ahínco en lugar de recomendar el uso de guasap.

Un comentario en “Sólo, la resistencia

  1. Estaré sólo esta mañana: me iré al mediodía.
    Estaré solo esta mañana: me acompañará alguien desde el mediodía.
    Interesante también que ya se aceptó el verbo «aperturar»

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