Por: Valeria Coca
La Organización Mundial de la Salud (OMS) anunció este viernes el fin de la emergencia internacional por la COVID-19. En Perú, la pandemia acabó con la vida de más de 200 mil peruanos. De acuerdo al organismo, han transcurrido 1221 días desde que se detectó el virus Sars-Cov2 en Wuhan, China. En el caso de Perú, el primer caso fue detectado el 6 de marzo del 2020 en un ciudadano que retornaba de Europa.
“Hace 1221 días, la OMS se enteró de un grupo de casos de neumonía de causa desconocida en Wuhan, China. El 30 de enero de 2020, siguiendo el consejo de un Comité de Emergencia convocado en virtud del Reglamento Sanitario Internacional, declaré una emergencia de salud pública de interés internacional por el brote mundial de COVID-19 […] En los 3 años transcurridos desde entonces, COVID-19 ha puesto nuestro mundo patas arriba”, declaró Tedros Adhanom, director de la entidad internacional.
La pandemia por el COVID-19 afectó en gran medida al país peruano. La llegada del virus puso en jaque al Estado peruano y reveló una lamentable realidad: el sistema de salud no estaba preparado para enfrentar los miles de pacientes que llegaban a diario a hospitales y postas para recibir atención integral.
Durante los primeros años de pandemia, los medios de comunicación transmitían dolorosas imágenes del colapso de los establecimientos de salud. Muchas veces, los pacientes no llegaban con vida a los consultorios médicos y fallecían en las calles desoladas por la inmovilización social obligatoria.
Las camas UCI eran las más buscadas. En redes sociales, medios de comunicación y demás, los familiares de los pacientes infectados con COVID-19 intentaban encontrar un espacio en la Unidad de Cuidados Intensivos para salvar la vida de sus seres queridos. A su vez, debían hacer largas colas para rellenar balones de oxígeno. Desgarradoras imágenes aparecían cuando en medio de estas filas se recibían las llamadas que comunicaban el fallecimiento de sus parientes.
Más de 200 mil personas perdieron la vida
El deterioro del sistema de salud impidió que los médicos especialistas puedan salvar la vida a todos los pacientes que llegaban con cuadros graves de coronavirus. Según información del Ministerio de Salud, hasta el domingo 1 de mayo se registraron un total de 220 mil 195 fallecidos por COVID-19.
El número más altos de muertes por este virus se registró durante los dos primeros años de pandemia. Solo en el año 2020, el Ministerio de Salud identificó un total de 94 mil muertes por contagios de COVID-19. Durante este período de tiempo, los más afectados por los contagios eran los adultos mayores y personas con comorbilidades. Luego de contraer la enfermedad, la falta de una vacuna que contrarreste las consecuencias del virus en el organismo los conducía a un grave estado de salud. La mayoría de estos casos terminaba con el fallecimiento de los pacientes.
La lamentable situación que se vivía en el país se dio a conocer, incluso, a nivel internacional. Luego de una revisión exhaustiva de cifras de decensos por esta causa, el país se convirtió en el Estado con mayor tasa de mortalidad per cápita del mundo.
Vacunas y desinformación
Las primeras vacunas llegaron a Perú en inicios de marzo de 2021. Luego de altas cifras de fallecidos, estos fármacos aparecieron como una nueva esperanza para el tratamiento de la enfermedad que producía la COVID-19. No obstante, la sociedad se tuvo que enfrentar a un escenario que impedía el buen recibimiento de estas medicinas: la desinformación.
En el país se tejió una campaña de desinformación en contra de las vacunas y una serie de afirmaciones falsas se atribuyeron a su funcionamiento. Se decía que las estos fármacos eran “agua”, generaban muchos efectos adversos y hasta ocasionaban magnetismo en el cuerpo. El Ministerio de Salud tuvo que desplegar muchos esfuerzos para convencer a la población peruana de vacunarse.
Fuente: Infobae