San Pedro de Lloc. Remembranzas sobre destacados ciudadanos

Por: Manuel Antonio Ysla Soto

Siempre es grato recordar a buenos profesionales y seres humanos que dejaron huella, como el Doctor en Derecho, el jurista Jorge Eugenio Castañeda Peralta y su hermano médico, el Dr. Cesar Delfín Castañeda Peralta, ambos entrañablemente recordados por sus acciones humanas. Don Jorge Eugenio nació en San Pedro de Lloc el 9 de octubre de 1905, hijo del comerciante sampablino Don Delfín Castañeda Plaza y la dama chiclayana Doña Josefa Peralta Vélez. Su hogar lo conformaban también sus hermanos Cesar Delfín, Violeta, Rosa y Josefina, quienes lo precedieron en la partida. Don Juan Novoa se encargaba de cuidar y acompañar a ese grupo de jóvenes sampedranos que en la década de los 20 cursaban estudios secundarios en el colegio San Juan de Trujillo, viajando a caballo hasta Malabrigo o Ascope por Mocan, donde tomaban el tren para ir a su destino o a la inversa

Don Jorge Eugenio fue conocido por aquel entonces como «Hugo» debido a que en sus juegos de adolescente figuraba el personaje de una novela, el conde Hugo. Interrumpió sus estudios de Derecho alrededor de diez años a partir de 1928 debido al fallecimiento de su padre y se dedicó a labores intelectuales y al periodismo en el extinto diario «La Unión» con don Manuel Pastor Ríos, así como a la bohemia, llevando su idealismo y desinterés hasta en la vestimenta. Por razones intelectuales, tuvo afinidad con el padre del autor, también sampedrano y quien transitó por esos caminos, de ahí su relación cercana con tan recordado amigo.

Las limitaciones y los problemas económicos no fueron ajenos a Don Jorge Eugenio. Para reiniciar sus estudios fue necesario encontrar un mecenas material y espiritual, muy dado a apoyar a profesionales por quienes tuvo verdadero aprecio y estimación, como lo fue el recordado don Benjamín Lau Yen, cuya generosidad también tuve oportunidad de disfrutar. De ahí su relación cariñosa y familiar con Don Benjamín y con todos sus hijos.

Al retornar a la senda de estudio, Don Jorge Eugenio se sometió, no obstante a ser adulto, al control y disciplina de su hermano Cesar Delfín, prestigioso médico por quien tuve profundo respeto hasta el fin de su vida. En ese momento nació el jurista y se inició su fecunda producción en el campo legal, la cual sobrepasó los 70 años. La llevó a cabo con plenitud y madurez a una edad en que otros se llenan de sosiego.

Se recibió de abogado en 1942, a los 37 años. En San Marcos es recordado su examen de grado, en el que tuvo que absolver porque la International Petroleum Company no cumplió algunos contratos de abastecimiento de combustible debido al racionamiento impuesto por la guerra mundial que en ese entonces tenía lugar.

Su tesis para optar al grado de Doctor en Derecho Privado en 1943 versó sobre «Endoso Cambiario» y mereció el honor de ser publicada en la Revista de la Facultad de Derecho. Casi de inmediato, el doctor Castañeda reemplazó al doctor Eleodoro Romero Romaña en la Cátedra de Derechos Reales, y desde entonces hasta su jubilación, San Marcos, en la antigua Casona del Parque Universitario, fue su Alma Mater, a la que dio honra y brillo.

Numerosos profesionales nos hemos forjado bajo su inmensa sombra. Quien esto escribe también ha bebido de esas fuentes a partir de 1948. No era exigente en las evaluaciones porque expresaba que, al que no estudiaba, la vida se encargaría de aplazarlo, y así es, sin vuelta que dar.

Su dedicación y predilección por Derechos Reales, obligaciones y contratos, derecho comercial y titulación se hizo notoria y proverbial, siendo considerado un erudito y una autoridad en tales materias. Su obra abundante, didáctica, de lenguaje sencillo y comprensible pero de gran profundidad, aún constituye consulta obligada para los estudiosos, porque si bien el Código Civil de 1984 ha cambiado en algo la legislación, no ocurre lo mismo con la doctrina ni las instituciones de Derecho.

Su diferencia con otros grupos de juristas y autores nacionales en el campo de derecho, entre otros, con el conocido maestro Dr. José León Barandiarán, de quien fue muy amigo, está precisamente en el lenguaje comprensible que utilizaba.

Guardó agradecimiento y lealtad al Dr. Lizardo Alzamora Silva, caracterizado por ideas conservadoras y quien ejercía el Decanato de Derecho cuando don Jorge Eugenio accedió a la cátedra. Al punto que, en oportunidad en que el citado Decano estuvo expuesto a las iras de los alumnos, le puso el hombro dado su elevado estatuto, para que fugase por el techo de San Marcos y se salvase de aquellos. Su dedicación al derecho y la cátedra no tuvo límites, y al escribir, al descansar y aun al tomar los alimentos, constantemente corregía borradores y leía cantidades de libros.

Por sus méritos, fue designado para integrar la comisión encargada del estudio y revisión del Código Civil de 1936 mediante Decreto Supremo N° 95 del 01.03.1965. Sin embargo, no asumió el encargo porque consideraba que no traicionaría a los juristas que lo habían redactado con autoridad, como fueron José Calle, Manuel Pablo Olaechea, José M. Olivera y Alfredo Solf y Muro, con la colaboración del Dr. Herminio Valdizán.

Brindó su vida a San Marcos y posteriormente su amor por la docencia lo hizo incursionar en las universidades de Lima y Federico Villarreal. Dictó cursos de derecho comparado en la Universidad de Luxemburgo (Luis Rubio del Castillo)*. Prestó servicios por muchos años en el Banco Central Hipotecario en su sección legal y específicamente en el estudio y perfeccionamiento de la titulación de inmuebles.

De 1956 a 1962 fue senador por la Libertad e impulsó con desvelo la creación de la Escuela Normal «Davi Sánchez Infante» de su ciudad natal. A estas gestiones no fue ajeno el exalcalde Virgilio Purizaga Aznarán.

Don Jorge Eugenio cumplió su tarea en la vida y en el derecho, legándonos una obra inapreciable e invaluable, cuyo contenido debe ser analizado por un grupo de críticos y estudiosos. Junto con mi grupo de amigos y coterráneos, fue un asiduo explorador y visitante de los dominios terrenales de los Cupisnique.

Cada vez que visitaba San Pedro de Lloc, se alojaba en el Hotel Libertad de su amigo Víctor Calderón Núñez y con su jeep todo terreno de la época de la Segunda Guerra Mundial, era concurrente y visitante de las playas de Puemapé, donde se alojaba y pasaba los días en casa de su amigo Luis Sánchez, hombre de mar, quien pescaba lo mejor del mar para este distinguido hombre de bien, Jorge Eugenio. Él dejó este mundo un 27 de septiembre de 1985.


El médico sampedrano César Delfín Castañeda Peralta estudió medicina en la Universidad Nacional de Trujillo y realizó estudios de especialización en la UNMSM. Fue el primer médico radiólogo especializado y trabajó en el Hospital 2 de Mayo en Lima, Perú. La sala de radiología de este nosocomio lleva su nombre en honor a su gran capacidad.

Muchos habitantes de la ciudad de San Pedro de Lloc – Pacasmayo recuerdan con gran cariño y admiración a este prominente médico por sus habilidades y acciones humanitarias en favor de los pobladores de la Provincia de Pacasmayo. Durante sus vacaciones, se dedicaba a atender gratuitamente a la población pobre de San Pedro de Lloc e incluso regalaba medicinas a los más pobres, demostrando que tenía un gran corazón humano, tal vez recordando los duros momentos que vivió tras la muerte de su padre.

Tanto el médico César Delfín como su hermano Jorge Eugenio Castañeda Peralta fueron muy amigos de mis queridos padres, Carmen Soto y José Agustín Ysla. Visitaban mi casa hogar para satisfacer sus antojos de buena comida norteña. Mi madre siempre fue buena preparando el frito de chancho a la sampedrana, así como también saboreaba el rico Pepián de pava y la guana guisada con papas tipo pavita, y otras exquisiteces que mi padre preparaba para sus amigos, quienes siempre andaban en compañía de ese otro ilustre sampedrano, Virgilio Purizaga Aznarán, el mejor alcalde que he conocido.

*(Bragi Bamberger M.)(Cal. 01214)

Un comentario en “San Pedro de Lloc. Remembranzas sobre destacados ciudadanos

  1. Segun me conto mi padre Urbsno Diaz Ssnchez ( el ñato Urbano Diaz administrador de la hacienda tecapa) sobre el sueño que tenia el dr. en encontrar el tesoro en cupisnique
    Se que fue un gran hombre y que siempre visitaba la hacienda tecapa
    Saludos
    Benito Diaz Sanchez

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