El Vaticano y China han estado enfrentando tensiones en relación con la designación de obispos en el país, y el reciente nombramiento de Shen Bin como nuevo obispo de Shanghái ha generado controversia. El papa Francisco ratificó este nombramiento, pero expresó su lamentación por la decisión unilateral tomada por el régimen comunista.
En octubre de 2022, el Vaticano y Pekín renovaron por dos años su acuerdo histórico firmado en 2018 sobre el nombramiento de los obispos en China. Este acuerdo tenía como objetivo reunir a los católicos chinos divididos entre las iglesias oficial y clandestina, al mismo tiempo que otorgaba al papa la última palabra en los nombramientos. Sin embargo, a finales de noviembre, el Vaticano mostró su sorpresa y pesar por el nombramiento de un obispo en una diócesis de China no reconocido por la Santa Sede, considerando que violaba el acuerdo de 2018.
En respuesta, China decidió nombrar a monseñor Shen Bin como obispo de Shanghái sin consultar al Vaticano. Esta acción generó preocupación en el Vaticano, que consideró que el modo de proceder no era acorde con el espíritu de diálogo y colaboración establecido entre ambas partes.
A pesar de la controversia y las tensiones resultantes, el papa Francisco decidió ratificar el nombramiento de Shen Bin. El Vaticano explicó que esta decisión se tomó para regularizar la anomalía canónica creada en Shanghái y garantizar el bien de la diócesis y el ejercicio adecuado del ministerio pastoral del obispo.
El acuerdo entre el Vaticano y China, cuyo contenido no ha sido divulgado públicamente, busca encontrar una solución a largo plazo para las diferencias entre ambas partes en relación con los nombramientos de obispos. Aunque esta última acción ha generado tensiones, ambas partes continúan comprometidas con el diálogo y la colaboración.
La situación de los católicos en China sigue siendo compleja, con divisiones entre las iglesias oficial y clandestina. Sin embargo, tanto el Vaticano como China están trabajando para superar estas divisiones y encontrar un terreno común que permita la práctica religiosa y la unidad de la comunidad católica en el país.
