En noviembre de 2021, Friedrich Merz, durante su candidatura para la dirección del partido de centro derecha Unión Demócrata Cristiana (CDU), se comprometió a mantener un cortafuegos entre su partido y la populista de extrema derecha Alternativa para Alemania (AfD). En aquel momento, amenazó con expulsar a cualquier miembro de su formación que quisiera trabajar con los populistas. Sin embargo, esta posición aparentemente firme comenzó a desmoronarse recientemente.
El domingo pasado, en una entrevista con la televisión pública ZDF, Merz sorprendió al afirmar que estaba dispuesto a trabajar con la extrema derecha a nivel local. Esta declaración generó duras críticas, incluso desde su propio partido, y puso en duda su compromiso anterior de mantener un cortafuegos contra la AfD.
La situación es preocupante porque, al asumir el liderazgo de la CDU, Merz había prometido reposicionar exitosamente al partido y reducir a la mitad el apoyo a la populista AfD. Lamentablemente, los hechos muestran que la AfD ha duplicado su apoyo y ahora alcanza un preocupante 20 por ciento de intención de votos a nivel nacional.
Una de las principales estrategias utilizadas por la extrema derecha para ganar apoyo ha sido la retórica antiinmigración. Tras la invasión rusa en Ucrania, Alemania acogió a más de un millón de refugiados ucranianos, y la AfD ha intentado capitalizar los sentimientos antinmigración para ganar adeptos. En su entrevista, Merz abordó el tema de la ayuda a nivel mundial, argumentando que Alemania no debería permitir que se abuse de su generosidad con la migración, lo que, según él, haría que la AfD perdiera apoyo.
Sin embargo, el giro hacia posturas más restrictivas sobre la inmigración parece no estar rindiendo frutos para los partidos mayoritarios. En toda Europa, los partidos de extrema derecha antinmigración están en auge, y algunos partidos mayoritarios han tratado de adoptar la retórica populista para recuperar votos. Desafortunadamente, diversos estudios han demostrado que esta estrategia suele ser fallida, y una vez que un partido de extrema derecha se establece en la arena electoral, es difícil reducir su apoyo en las urnas.
La situación en otros países europeos es una clara advertencia para Alemania. En Grecia y Francia, formaciones populistas como Amanecer Dorado y Frente Nacional han logrado establecerse entre las principales fuerzas electorales de la derecha. España, por su parte, enfrentó un serio revés con el partido de extrema derecha Vox en elecciones recientes. Si bien lograron ubicarse como tercera fuerza, no obtuvieron suficientes escaños para dar al partido mayoritario la mayoría absoluta necesaria para gobernar en alianza.
La historiadora Katja Hoyer destaca la importancia de que los políticos de los partidos mayoritarios se esfuercen en recuperar la confianza de los votantes. De lo contrario, los ciudadanos podrían seguir apoyando cada vez más a la extrema derecha, lo que representa una verdadera amenaza para la democracia liberal.
