Por: Fernando Cillóniz.
No comparto la polarización derecha – izquierda. Hitler fue de derecha. Stalin fue de izquierda. Ambos fueron criminales de lesa humanidad. Ambos fueron extremadamente racistas. Cada cual más cínico y despiadado que el otro ¿Qué rasgo tuvieron en común Hitler y Stalin? Ambos fueron torcidos.
Aunque muchos izquierdistas no lo quieran reconocer, Pedro Castillo es un hombre de izquierda. ¿Qué problema hay que sea de izquierda? Ciertamente, ninguno. El problema no es que sea de izquierda. El problema es que es torcido. ¡Ese es el problema de Pedro Castillo! Corrupto hasta la pared de enfrente. Coimero a más no poder. Cínico y sinvergüenza como pocos. Demagogo, farsante, argollero y todo lo demás. Y encima… golpista. Quiso disolver el Congreso y el Poder Judicial, e imponernos una dictadura… y le salió el tiro por la culata. Felizmente. ¡Ese es el problema de Pedro Castillo! Es torcido. Y así como Castillo, hay muchos izquierdistas torcidos.
A ese respecto, la derecha tampoco se queda atrás. Alejandro Toledo – por ejemplo – es un hombre de derecha. ¿Qué problema hay que sea de derecha? Ciertamente, ninguno. El problema no es que sea de derecha. El problema es que es torcido. ¡Ese es el problema de Alejandro Toledo! Borracho hasta la pared de enfrente. Coimero a más no poder. Cínico y sinvergüenza como pocos. Demagogo, farsante, argollero y todo lo demás. Se embolsicó una millonada de Odebrecht y otros empresarios corruptos, pero – felizmente – el tiro le salió por la culata. Está preso… como Castillo. En ese sentido ¡qué parecidos son! ¿Qué rasgo tienen en común Castillo y Toledo? Ambos son torcidos.
Como se ve, hay torcidos de derecha y torcidos de izquierda. Cada cual más podrido que el otro. Todos son una porquería. No por ser de izquierda o de derecha, sino por ser torcidos. El tema – entonces – es moral, no ideológico.
Churchill fue de derecha. Mandela fue de izquierda. Sin embargo, la humanidad entera les debe mucho a estos dos extraordinarios líderes universales. Gracias a ambos, los valores humanos más preciados como la libertad, la justicia, la paz, la democracia, etc. están cada vez más arraigados en el mundo. ¿Qué rasgo tuvieron en común Churchill y Mandela? Ambos fueron rectos.
Por eso me parece irrelevante que la gente pregunte si uno es de derecha o izquierda. A muchos políticos, académicos y periodistas les encanta la pregunta. De saque, muchos contestarán que son de izquierda. Al menos, de la boca para afuera. Claramente, está de moda ser de izquierda. Pero ese no es el tema. El tema es ¿corrupción o integridad? ¿Veracidad o farsa? ¿Justicia o injusticia? ¿Anarquía o Estado de Derecho? ¿Orden público o vandalismo? ¿Educación o ignorancia? ¿Bienestar o pobreza? ¿Salud o desnutrición? ¿Democracia o dictadura? ¿Libertad u opresión? ¿Somos rectos o torcidos? ¡Ese es el tema de fondo!
Repito. Ser de derecha o izquierda, no importa. Ser recto o torcido, sí. El problema es que el Estado – nuestro Estado – está lleno de torcidos. Torcidos de derecha y torcidos de izquierda. ¡Ese es el problema! ¡Abajo los torcidos de ambos lados!
Que buenísimo el comentario oportuno y real todo lo analisando es ciertisomo
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Excelente el artículo de Cillóniz. Deja abierto un gran trabajo ¡Cómo nos enderezamos!
Aunque el asunto es a todo nivel es pertinente en mayor grado a los dirigentes, a la clase política. Muchos políticos se embelezan con las ideas, con paradigmas de libertad, de justicia, de cómo se construye la felicidad; no se percatan que esos ideales son imágenes creadas en sus neuronas cerebrales como una «percepción interna de la realidad» influenciada y condicionada por miedos, hábitos, emociones y prejuicios, casi nunca han tenido experiencia personal e íntima de estos paradigmas.
Menos ideales y más experiencia de vida de ser libre, ser justo y ser feliz. Talvez la manera de salir del problema sea confiar en la Naturaleza sobre nosotros mismos, respetarla y dejarse enderezar por ella.
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En efecto la corrupción es un problema que ha ganado en el Perú. Cómo la gota que dejas en un vaso de agua, al paso del tiempo ya no es agua clara sinó coloreada de azul o roja.
Las supresiones de valiosos cursos colegiales nos ha resultado en una sociedad sin valores, sin civismo, sin escrúpulos y más.
Necesitamos un líder que congregue y sea honorable.
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