Italia fue la cuna del fascismo a principios del siglo XX. Este movimiento fundado por Benito Mussolini en 1919 se caracterizó por el nacionalismo y el totalitarismo en sus demandas. Durante la década de 1920, el fascismo se convirtió en el partido político más importante de Italia y en 1922, Mussolini se convirtió en el primer ministro del país. Durante su mandato, Mussolini se aseguró de consolidar su poder y estableció un régimen dictatorial que se caracterizó por la supresión de la oposición política y la censura de la prensa.
La muerte de Benito Mussolini fue un evento dramático que tuvo lugar al final de la Segunda Guerra Mundial. Después de haber sido depuesto y encarcelado en 1943, Mussolini fue rescatado por los alemanes y colocado al frente de la República Social Italiana, un Estado títere controlado por los nazis en el norte de Italia.
Sin embargo, a medida que los Aliados avanzaban hacia el sur de Italia, el poder de Mussolini comenzó a disminuir y finalmente se vio obligado a huir con algunos de sus seguidores hacia la frontera suiza. Después de ser capturado por soldados italianos, Mussolini y su amante, Claretta Petacci, fueron ejecutados el 28 de abril de 1945.
La ejecución de Mussolini fue llevada a cabo por un pelotón de fusilamiento en la localidad de Giulino di Mezzegra, en la región de Lombardía. Después de ser sacados de un automóvil y obligados a arrodillarse frente a una pared, Mussolini y Petacci fueron fusilados. Sus cuerpos fueron colgados boca abajo en la plaza pública de Milán para que los ciudadanos pudieran verlos y escupirlos.
Fascismo post-Mussolini en Italia
Después de la guerra, Italia se convirtió en una república y el Partido Comunista se convirtió en el partido político más importante del país. Sin embargo, la Guerra Fría y el temor al comunismo llevaron a la creación de un nuevo partido político de derecha en Italia, el Movimiento Social Italiano, que tenía raíces fascistas.
En la década de 1990, el Movimiento Social Italiano se disolvió y dio lugar a un nuevo partido político, la Alianza Nacional, que adoptó una postura más moderada y dejó de lado la ideología fascista. Sin embargo, algunos grupos fascistas siguieron existiendo en Italia y se han producido algunos episodios de violencia de extrema derecha en los últimos años.
¿Es Meloni la reencarnación de El Duce?
La nueva Primera Ministra italiana, Giorgia Meloni, ha sido señalada constantemente por sus posiciones políticas. Meloni es conocida por su postura política conservadora en una serie de temas. A continuación, podemos ver una visión general de algunas de las principales posiciones políticas que ha adoptado:
Inmigración: Meloni ha sido crítica de la inmigración ilegal y ha defendido políticas más estrictas en materia de inmigración, incluyendo la necesidad de proteger las fronteras y reducir la cantidad de inmigrantes que entran al país.
Seguridad: Meloni ha abogado por políticas más duras en materia de seguridad, incluyendo el aumento de la presencia policial y la protección de la soberanía nacional.
Familia: Meloni ha defendido la importancia de la familia y ha abogado por políticas que apoyen a las familias, incluyendo reducciones de impuestos y ayudas financieras para las familias.
Nacionalismo: Meloni ha adoptado una postura nacionalista, defendiendo la importancia de la soberanía nacional y de proteger los intereses de Italia.
Economía: Meloni ha defendido políticas económicas más conservadoras, incluyendo la reducción de la burocracia, la reforma fiscal y la liberalización del mercado.
Si bien las similitudes ideológicas con el espectro diestro de la política se hace evidente, es más que cierto que una comparación con El Duce quedaría desfasada por el recorrido histórico entre ambas figuras. Lo que no deja de ser verdad es que Meloni representa a gran parte de la derecha alternativa europea y es, cuanto menos, una figura altamente polémica.