Fugu, un pequeño restaurante ubicado en la calle Carlos Valderrama 803 de la Urbanización Primavera, es el espacio al que asistimos esta semana para degustar unos buenos makis y apostar por la fusión peruano-japonesa en la cocina. ¿Es este pequeño espacio una grata sorpresa para los paladares exigentes que buscan una buena comida oriental?
La respuesta breve es sí. Al llegar al local, nos recibieron rápidamente para ubicarnos en una mesa pequeña pero acogedora (como lo es todo el ambiente), con la carta escaneada por QR, decidimos nuestra orden de tres makis: Acevichado, Kaminari y Hotate. Cada uno mantuvo un sabor particular.
¿Qué podemos decir que no se haya dicho ya de los makis acevichados? El sabor no se diferencia mucho de otros acevichados de la ciudad. No obstante, esto no significa que cuenten con mal sabor. Todo lo contrario: la salsa no empalagaba y combinaba bien con los sabores suaves del pescado y el arroz.
El kaminari, maki relleno de palta y textura de calamar, cubierto de cebollas crocantes y salsa de ajo, fue uno de los más espectaculares de la noche. Este sabor especial esta lleno de cuerpo y potencia. Si uno disfruta de los sabores fuertes presentes en la cebolla y el ajo, esta opción se presenta bastante apetecible.
Por último, nuestro favorito: el maki hotate. Este sabor se alimenta de uno de los ingredientes menos explorados en los Sushi Bars de Trujillo: la concha de abanico. ¡Y vaya que la combinación fue acertada! La suavidad del tartare de conchitas de abanico crea una amalgama de textura bastante disfrutable con la costra de empanizado que se crea alrededor de los makis.
Fugu muestra una experiencia disfrutable y económica para aquellos que quieren incursionar en la culinaria fusión de Japón y Perú. Con precios que rondan los 17-19 soles por tabla de makis, estamos ante uno de los Sushi Bars más económicos de la ciudad. Eso si, aunque los precios son asequibles, Fugu no escatima en calidad y lo demuestra a cada bocado.
Calificación: 4.5/10