¿Se mantendrá o caerá la izquierda española?

Por: Juan Rodríguez Teruel

El próximo 28 de mayo se celebrarán elecciones municipales y autonómicas en España. Será una votación relevante por varias razones. Entre ellos está el hecho de que a pesar de no ser un sistema completamente federal, ambos niveles de gobierno gastan alrededor del 50 por ciento del presupuesto público y ambos tienen una fuerte autonomía política para regir la vida cotidiana de los ciudadanos. Además, este escenario político subnacional otorga a las fuerzas políticas regionales y locales una posición importante en el sistema político general, lo que las convierte en actores estratégicos que determinan el equilibrio de poder a nivel nacional, especialmente cuando no hay una mayoría clara en el parlamento español. No es de extrañar entonces que España –a excepción de Bélgica– sea la democracia europea con mayor número de partidos políticos no nacionales. Tampoco es de extrañar que estas fuerzas tengan mucho poder para negociar pagos territoriales para sus electores a cambio de apoyo parlamentario e institucional a los partidos nacionales.

Una prueba de fuego para el gobierno español

Esta elección también será significativa ya que es la primera votación estatal en España desde 2019. Desde entonces, solo seis regiones han celebrado sus propias elecciones regionales, que estuvieron dominadas por temas regionales y muy condicionadas por el contexto excepcional de la pandemia del covid-19. Aunque las elecciones autonómicas y locales de mayo se centrarán en cuestiones locales concretas, el voto simultáneo en los 8.131 municipios y 12 Comunidades Autónomas (todas menos Cataluña, País Vasco, Castilla y León, Andalucía y Galicia, que ya han celebrado elecciones en los últimos años) supondrá el primer ensayo a nivel nacional para la política española desde las elecciones de 2019.

El período 2019-2023 ha sido particularmente desafiante para los gobiernos de todo el mundo debido a los muchos eventos extraordinarios que tuvieron lugar, como la pandemia de coronavirus (enormemente dolorosa en España), la guerra en Ucrania y sus consecuencias económicas y los desastres naturales (en el otoño de 2021, una erupción volcánica destruyó partes de la isla canaria de La Palma). En España, todo esto ocurrió bajo el primer ejecutivo de coalición nacional desde la Segunda República (1931-39), formado por el PSOE (Partido Socialista Obrero Español) y la coalición de izquierda radical Unidas Podemos. ) — rodeado de un entorno político desfavorable con una creciente polarización entre izquierda y derecha y nuevas formas de política adversaria. Las 28 elecciones locales podrían convertirse así en un barómetro del estado de ánimo de este panorama político cada vez más difícil y, por lo tanto, muchos políticos y analistas las consideran como una especie de primera vuelta para las próximas elecciones generales, que se espera se celebren en diciembre.

Salvar al partido socialdemócrata más fuerte de Europa

Las campañas electorales locales y regionales no son un simple reflejo de la política nacional porque los votantes toman sus decisiones de acuerdo con el desempeño de los liderazgos y gobiernos locales. Sin embargo, esta contienda electoral también girará en torno a tres factores nacionales.

Primero, la elección será una prueba para el presidente del Gobierno, Pedro Sánchez, y su agenda de gobierno. Sánchez se ha convertido en el símbolo de la profunda transformación política de la última década en España. Su resiliencia y su alianza con la izquierda radical, así como con varias fuerzas regionalistas, promoviendo la economía keynesiana, el feminismo y el pragmatismo, probablemente ha salvado a la socialdemocracia española del camino de decadencia que ha seguido esta familia política en otros países europeos. Hoy, el PSOE es uno de los partidos socialdemócratas más fuertes de la UE. Pero el precio ha sido una polarización cada vez más notoria entre la izquierda y la derecha, lo que contribuye a un entorno político duro en el país. A pesar de los numerosos signos de recuperación económica tras la pandemia y la disminución de los niveles de pobreza y desempleo, el apoyo de Sánchez sigue ligado al electorado de izquierda, ya que no logra expandirse hacia votantes más moderados.

El 28 de mayo, el PSOE defenderá el cargo de titular en nueve gobiernos, así como en algunas ciudades relevantes, un predominio institucional que refleja la recuperación del partido en las anteriores elecciones de 2019, cuando las candidaturas de la derecha estaban profundamente divididas. Las previsiones anticipan que en muchas de estas regiones los próximos gobiernos deberán contar con mayorías multipartidistas muy estrechas, lo que puede ser un anticipo de las dificultades para construir una mayoría en el parlamento nacional en las próximas elecciones generales. El PSOE tendrá que confiar en que a sus aliados les vaya bien en las elecciones.

En este sentido, las próximas elecciones serán también una prueba para la izquierda radical española Podemos. El partido se presenta a las elecciones como parte de diferentes coaliciones, y en algunas ciudades importantes como Madrid, se divide en diferentes candidaturas en competencia. La suma de esos votos mostrará el nivel de compromiso del electorado del partido, especialmente después de las recientes controversias internas. También definirá el equilibrio de poder entre los diferentes candidatos de la izquierda radical, que luego negociarán la formación de la recién creada alianza electoral Sumar para las elecciones generales de diciembre. Sumar está dirigida por la vicepresidenta del Gobierno Yolanda Díaz, que había sido propuesta por Pablo Iglesias como su sucesora en la máxima candidatura de Podemos, pero que desde entonces se ha convertido en su contrincante.

Finalmente, la elección será una prueba para el nuevo líder del principal partido conservador, el Partido Popular (PP). Elegido presidente hace un año, Alberto Núñez Feijoo ha ganado apoyo en el partido por su perfil moderado y su larga experiencia como presidente del Gobierno de Galicia. Sin embargo, todavía enfrenta obstáculos en su propio electorado. Por un lado, la improbable consecución de mayorías (en cualquier nivel electoral) y la falta de otros aliados potenciales en el centro (tras la caída del liberal Ciudadanos) o entre partidos regionalistas obligará al PP a construir coaliciones ejecutivas con el extremo -Derechista Vox. Este escenario podría desmovilizar a sus partidarios moderados y alimentar la movilización de la izquierda en el futuro. La única salida para Núñez Feijoo es ganar la mayor parte del electorado conservador para reducir el potencial de chantaje de Vox en regiones y municipios.

No obstante, Núñez Feijoo se enfrenta a su principal contrincante político dentro del propio partido: Isabel Díaz Ayuso, líder autonómica de la Comunidad de Madrid, representa la versión antagónica de Sánchez y se ha convertido en una clara candidata para sustituir a Núñez Feijoo si éste no se muestra capaz. derrotar al PSOE en los meses siguientes. Díaz Ayuso espera obtener una amplia mayoría en la asamblea de Madrid, un resultado que aumentaría la presión sobre Núñez Feijoo en el futuro. Esta presión aumentará aún más si Núñez Feijoo no tiene un buen desempeño el 28 de mayo. En este sentido, las elecciones locales y autonómicas pueden suponer un espaldarazo para las posibilidades del PP en las elecciones generales pero también suponer el fin de su actual líder si los resultados no cumplen las expectativas.

Fuente: IPS-Journal

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