El avance de los partidos de extrema derecha en Alemania ha generado preocupación y llamadas de atención en el panorama político del país. En un evento sin precedentes, Hannes Loth, miembro de Alternativa para Alemania (AfD), se convirtió en el primer alcalde de un partido de extrema derecha en Alemania al vencer al candidato independiente Nils Naumann en la pequeña ciudad de Raguhn-Jessnitz, Sajonia-Anhalt. Este suceso ocurrió tan solo una semana después de que Robert Sesselmann, también de la AfD, ganara en segunda vuelta el cargo de Concejal en el distrito de Sonneberg, en Turingia.
Si bien estos distritos son relativamente pequeños, los resultados son significativos, ya que confirman una tendencia que se ha venido observando en las encuestas nacionales. El partido de extrema derecha cuenta ahora con la aprobación del 20 por ciento de los votantes alemanes, la misma proporción que los socialdemócratas del canciller Olaf Scholz. Este fenómeno plantea interrogantes sobre las razones detrás del crecimiento de la AfD y los factores que impulsan su apoyo.
Algunos expertos señalan que la política ambientalista del Gobierno de coalición está generando inquietud entre la población. Ursula Münch, directora de la Academia de Formación Política de Tutzing, en Baviera, afirma que esto puede estar influyendo en el respaldo a la AfD. Sin embargo, un estudio de la Universidad de Leipzig sugiere una explicación más preocupante: muchos votantes alemanes, especialmente en el este del país, tienen posturas racistas.
Otro aspecto alarmante revelado por una encuesta realizada por el Instituto Sinus de Investigación Social es que el sentimiento populista de la AfD está ganando más apoyo entre los alemanes de clase media. Según el estudio, el segmento de clase media de los votantes de la AfD ha aumentado del 43 al 56 por ciento en los últimos dos años. Silke Borgstedt, directora del Instituto Sinus, destaca que incluso las clases medias más jóvenes y educadas muestran afinidad hacia la AfD, aunque aún no está claro si esto se debe a la falta de propuestas adecuadas por parte de otros partidos o a una decisión consciente de los votantes.
Si bien los resultados de la AfD son motivo de preocupación, el partido conservador Unión Cristianodemócrata (CDU) se encuentra en una situación difícil. A pesar de liderar las encuestas, la CDU lucha por aprovechar los errores y los debates generados por el Gobierno de coalición liderado por el socialdemócrata Olaf Scholz. El líder de la CDU, Friedrich Merz, ha fracasado en su intento de reducir a la mitad la base electoral de la AfD en 2019, y su retórica se ha centrado más en criticar a la izquierda que a la extrema derecha. Incluso después de los recientes éxitos de la AfD, Merz declaró que Los Verdes siguen siendo el «principal oponente» de la CDU, a pesar de que la CDU tiene coaliciones con el partido ecologista en seis de los 16 Gobiernos regionales de Alemania.
Una preocupación adicional es que muchos votantes alemanes parecen no inmutarse ante el racismo y las posturas extremistas de la AfD. A pesar de que la Oficina Federal para la Protección de la Constitución (BfV) ha clasificado a ciertas partes de la AfD como extremistas de derecha y a la AfD en su conjunto como un «caso sospechoso», parece existir una actitud crítica hacia la agencia de inteligencia por parte de muchos alemanes, especialmente en el este de Alemania. Esto plantea interrogantes sobre cómo abordar la creciente popularidad de un partido que ha sido objeto de vigilancia por su potencial amenaza contra el orden constitucional.
En medio de estos desarrollos preocupantes, algunos expertos sostienen que los partidos tradicionales no deben retirarse y evitar competir con los partidos de extrema derecha. Aunque las cifras actuales indican un respaldo significativo a la AfD, Silke Borgstedt del Instituto Sinus mantiene cierto grado de optimismo y sugiere que el estado de ánimo puede cambiar antes de las próximas elecciones generales en 2025. Es fundamental que los partidos de la corriente dominante alemana comprendan las preocupaciones y las aspiraciones de los votantes y trabajen para abordarlas de manera efectiva, evitando el auge de la extrema derecha en el país.
