El brigadier del ejército chileno en retiro Hernán Chacón, uno de los siete oficiales condenados por su participación en los crímenes de tortura y asesinato del cantautor Víctor Jara y el político Littré Quiroga en 1973, se quitó la vida antes de ser detenido y trasladado a la cárcel.

Chacón, de 86 años, fue sentenciado a 25 años de cárcel por el Tribunal Supremo por su papel en los crímenes cometidos en el marco de la represión brutal que siguió al golpe de Estado de 1973 en Chile. La participación de Chacón en aquellos acontecimientos oscuros ha sido objeto de controversia a lo largo de los años. Mientras que su defensa sostenía que su papel se limitaba a la custodia del perímetro externo del Estadio Chile, el fallo emitido por el tribunal presentaba una perspectiva diferente.

Según el fallo, Chacón no solo tenía conocimientos tácticos y de inteligencia, sino que también intervino directamente en los interrogatorios que tenían lugar en los vestuarios del estadio, así como en el proceso de clasificación de los detenidos. Esto sugiere que su papel en los acontecimientos de 1973 fue más significativo de lo que su defensa argumentaba. El fallo indicaba que Chacón participaba en la toma de decisiones sobre quiénes serían sometidos a interrogatorios y cuál sería su destino final, subrayando la rigidez de la estructura de mando que imperaba en el interior del Estadio Chile.

El proceso judicial que llevó a la condena de Chacón y otros seis oficiales no solo buscaba establecer responsabilidades individuales, sino también arrojar luz sobre una época oscura en la historia de Chile. La dictadura de Pinochet dejó un legado de violencia, represión y violaciones a los derechos humanos que aún resuena en la sociedad chilena. La justicia tardía, en este caso, busca ofrecer una medida de reparación a las víctimas y a sus familias, así como sentar un precedente para la garantía de que tales atrocidades no vuelvan a repetirse.