Este libro analiza, desde una perspectiva sociohistórica y dialectal, una variedad del castellano escasamente descrita en la literatura especializada: la de los Andes norperuanos, específicamente Cajamarca, La Libertad y Áncash.
¿Cuáles son los principales rasgos de esta variedad? ¿Son los mismos que distinguen al castellano andino sureño, formado por el contacto con el quechua y el aimara? ¿Cuáles de estas características son resultado del contacto con el culle, la principal lengua de sustrato en la región, mencionada en documentos coloniales y republicanos, y hoy lamentablemente extinta? ¿Cómo se vinculan estos rasgos a la historia poscolonial de la región, marcada por la empresa evangelizadora y una «economía del saqueo» basada en la agricultura, el tejido y la minería?